México, un país con grandes contrastes, privilegiado de contar con una diversidad de recursos naturales, con una extensión territorial envidiable, geográficamente localizado de forma estratégica y con una disponibilidad de recursos humanos con un alto potencial productivo, no ha tenido la capacidad de generar las condiciones económicas para alcanzar la categoría de un país desarrollado.
Existen condiciones que han cambiado y constituyen un aliciente para mejorar el crecimiento y desarrollo del país, como es el caso del control demográfico. Datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) de 1970 colocaban a México en el penúltimo lugar (de un total de 34 países) en crecimiento poblacional, con una tasa anual de 3.3 por ciento, sólo por encima de Israel. Actualmente, México ha logrado escalar al lugar 21 con una tasa anual de crecimiento de 0.69 por ciento, y se espera que para 2050 la tasa sea negativa aproximadamente de -0.19 por ciento, lo que significa una tendencia decreciente en la población.
Una disminución poblacional al conjugarse con una dinámica de crecimiento económico contribuiría a mejorar el ingreso per cápita en el país, lo que significa que el nivel de vida de la población mejoraría. Por lo tanto, es fundamental que el decrecimiento poblacional se combine con tasas de crecimiento aceleradas, sobre todo si se considera que, actualmente, México ha ocupado los último lugar en el nivel de ingreso per cápita en comparación con los 34 miembros de la OCDE.
Un factor que inhibe un escenario favorable como el expuesto en el párrafo anterior se asocia a la desigualdad que se genera por la ineficiente distribución de la renta nacional. Datos de la OCDE ubican a México en el tema de la desigualdad en los últimos lugares. La desigualdad provoca que, aún en condiciones de crecimiento económico, se vayan conformando grupos crecientes de la población en condiciones de pobreza y marginación.
Para revertir la desigualdad, es necesario que se regule el funcionamiento de los sectores económicos, a través de asegurar que la mayor productividad que se genere en las empresas, una “parte proporcional se traslade al ingreso que perciben los trabajadores. Es importante resaltar que no se trata solamente de aumentar de manera automática el ingreso de los trabajadores, este tiene que lograrse a través de una mayor productividad, lo que impediría que se genere una espiral de precios.
Para elevar la productividad de la empresas no es necesario recurrir al comercio exterior, incluso los resultados de los últimas tres décadas nos dejan en claro que el intercambio comercial con otros países no ha constituido un motor para el crecimiento de la economía mexicana. Por lo tanto, es necesario que la economía mexicana sea más competitiva, lo que se logra a través de fortalecer el mercado interno mediante regulaciones a la inversión, fomentando aquella que impulsen el crecimiento y desarrollo de los sectores con los cuales se relacionen en términos productivos desde lo local. De esta manera, se redistribuye el ingreso, se acelera el crecimiento, y combinado con una disminución poblacional se mejorarán las condiciones de bienestar en el país. La principal reforma que requiere este país es aquella que permita una justa redistribución del ingreso. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PÉREZ CRUZ