19 diciembre, 2025

19 diciembre, 2025

Con los niños, No

EN BOCA DE TODOS / GUADALUPE ESCOBEDO CONDE

La Infodemia metida hasta la médula del debate nacional obnubila el diálogo que debería estar centrado en solucionar
la problemática grave de salud pública y
de seguridad, educación, economía y de violencia de género, por mencionar solo algunos de los temas pendientes que no avanzan en este país, se quedan nada más como notas de periódico que con el tiempo se tornan amarillentas.
No hay medicamentos para curar el cáncer en los niños, ni en las mujeres,
ni en los adultos o ancianos, esto es una realidad. No hay una sola entidad que esté libre de violencia, ni tampoco una región del país que ya se haya sobrepuesto a la crisis económica derivada de la pandemia, de ahí la urgencia de levantar las cortinas a pesar de la elevación de los contagios. La otra pandemia, la violencia feminicida sigue acechando a muchas mexicanas que en confinamiento permanecen junto a su agresor, no hay estrategia que valga para aminorar este y tantos flagelos.
Y no creo que sea solo mi percepción, mi angustia o estrés derivado de tanto encierro o que este abrumada por tantas y tan malas noticias, es la cruda realidad que se nos estampa en la cara una y otra vez y otra vez. ¿Quién pudiera tener la tranquilidad que intentan reflejar López Obrador o Gatell o Gasman?
En medio de este panorama sombrío, con un país tan dividio, con tanto encono social ¿Quién pudiera tener ánimos de festejar algo?
Sin embargo, el reloj político sigue su curso y mañana 1 de julio a las once de
la mañana, los medios públicos y redes sociales estarán transmitiendo otro informe del presidente Andrés Manuel López Obrador, este lleva por título “3er Año del Triunfo Histórico y Democrático del Pueblo de México” y desde luego la escena se montará desde Palacio Nacional, como un evento de aquellos que se cabeceaban en la prensa como “el día del presidente”, otro día más.
La pandemia, “que le vino como anillo
al dedo”, no lo limita para festejar a gusto, así que seguramente será un acto privado, sobrio, sin tanta porra oficial, solo el círculo cercano de la 4T, los que juran que ya ven un país sin corrupción, una región transparente sin violencia o poquita y asilada, con familias fraternas bien contentas, aunque en hacinamiento y sin ambiciones clasistas, viviendo a plenitud las carencias, pese a que muchos estén sobrellevando el luto pandémico.
El presidente y su equipo llegan a la celebración del Triunfo Histórico con muy poco para festejar, desde luego que traerán sus datos y las cifras oficiales intentarán delinear un panorama tranquilizador, de “ahí la llevamos”, y aún falta tiempo para los juicios de la historia. Pero enfrente de la acera, sus detractores estarán subrayando más fuerte que nunca todos los errores.
Y vendrán de nuevo las opiniones encontradas, duro se darán los pesimistas contras los optimistas, los que vivieron mucho tiempo congraciados con el poder contra los que nunca habían llegado a él
y ahora no saben que hacer, un combate frontal de fuerzas políticas, teniendo en vilo a la nación que no logra la conciliación, ni siquiera en una terraza de café o una charla familiar. Ahora todo es negro o blanco, no hay matices, no hay cordura.
Lo más grave del debate que se dirime en los medios y redes sociales es la bandera, que opinantes y defensores de la 4T, han agarrado con los niños enfermos de cáncer, ninguno de los dos frentes tiene la más mínima compasión y empatía por un tema tan sensible, caen muy bajo con ese nivel de inmoralidad. Sinvergüenzas, con los niños no, por favor.
Todos llegamos a este tercer año, cansados, mal humorados, hartos de una nueva normalidad que nos rebasa, que
no nos ha sacado más humanos ni más solidarios, somos los mismos o peores,
y todos vamos en un mismo barco, tambaleante, con un capitán que no tiene pericia en surcar estos mares, que en su largo tiempo como candidato opositor fue buen orador, pero ahora el timón le exige más hechos que palabras y la sociedad ratifica que tenemos los gobernantes y quizás los medios que nos merecemos.

POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS