En algo coinciden el PAN y Morena: ninguna de las dos principales fuerzas políticas quieren despenalizar el uso de la mariguana.
Ayer, el presidente López Obrador fue muy claro; concedió que deberán aceptar la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero advirtió que si la medida “en vez de ayudar, perjudica”, enviaría una iniciativa de ley al Congreso para dar marcha atrás a la legalización del uso lúdico del cannabis.
Más allá, cuestionó que de las definiciones del Legislativo pudiera surgir una industria de la mariguana.
“Hay muchos que están pensando en el negocio e incluso que plantean que con esto se van a obtener impuestos y que se va a fortalecer la hacienda pública, esto hasta me molesta porque no se puede traficar con la salud del pueblo”, dijo ayer en la mañanera.
Una vez más, el presidente evidenció que en los temas de las libertades individuales, es tan conservador como los políticos más conservadores, que se supone militan en el Partido Acción Nacional.
Por eso, en el mes de marzo cuando ya todo estaba listo para que el Senado aprobara definitivamente la reforma que regularía el consumo lúdico de la mariguana, el dictamen se congeló.
“Una ventaja que tenemos es que somos libres, no estamos subordinados, atados, sometidos a ningún grupo de interés creado, nuestro amo es el pueblo. Y tenemos que cuidar, como aquí se ha dicho, la salud del pueblo, y tenemos que cuidar la salud de los jóvenes y vamos a ir avanzando”, dijo en aquél entonces el presidente cuando le preguntaron por la decisión de los senadores.
El presidente y los morenistas recurrieron al argumento de la salud para congelar una iniciativa que con todos sus defectos, ponía sobre la mesa precisamente la necesidad de regular el acceso de miles de consumidores a una sustancia, que -guste o no- ya se encuentra disponible.
Se trata de poner reglas que, entre otras cosas, alejen al usuario de cannabis del mercado ilegal, con todos los riesgos que eso implica.
Basta con echar un vistazo a aquella iniciativa y a una gran cantidad de publicaciones realizadas por distintas organizaciones ciudadanas, para encontrar los argumentos a favor de la legalización.
1) Si bien, actualmente la mariguana es solo uno de sus múltiples negocios, se arrebataaría a la delincuencia el monopolio de esta industria.
2) El cannabis es un negocio gigantesco en el contexto global, que genera ingresos millonarios y claro, deberá pagar impuestos. En esa cadena productiva, deben considerarse desde el campesino que la siembra, hasta el último eslabón de la distribución y venta.
3) Con sus evidentes particularidades, la mariguana no es más dañina que el tabaco o el alcohol. Como cualquier sustancia de este tipo, no es inocua, pero precisamente procurar su consumo ordenado es una de las bondades de su regulación.
A pesar de todo eso, y de que el lunes la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró la inconstitucionalidad de mantener la prohibición del uso lúdico de la mariguana, pocas cosas cambiarán en lo inmediato.
La primera consecuencia, y quizás la única en el corto plazo, será que la Cofepris estará obligada, sin necesidad de ningún amparo, a otorgar los permisos a los consumidores para que puedan sembrar y consumir cannabis.
Pero por lo pronto, el Código Penal Federal seguirá sancionando a quien, por ejemplo, porte más de 5 gramos de la sustancia.
Es decir, la persecución del consumo, a pesar de las buenas intenciones de los ministros, sigue vigente en la ley.
Y a juzgar por la opinión del presidente y su extraña coincidencia -en este tema- con la oposición, pasará un buen rato antes de que los legisladores federales obedezcan lo que ordenó la SCJN: mariguana legal, ya.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
