15 diciembre, 2025

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Paso del humo

ENROQUE / JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ

TAMAULIPAS.- Las naves de la flotilla española que capitaneaba don Alfonso Álvarez de Pineda se internaron en las aguas del caudaloso río Pánuco en 1519 con la misión, planeada por el Gobernador de la Isla Jamaica, Don Francisco de Garay, de explorar la zona y verificar si era adecuada para emprender su conquista.

Con vientos favorables y sin contratiempos de ninguna índole, los conquistadores navegaron río arriba mientras escudriñaban la exuberante vegetación de las riberas y al mismo tiempo disfrutaban de la extraordinaria belleza del paisaje de la región de la Huasteca.

Sin embargo, no habían recorrido más de diez kilómetros de la desembocadura cuando, a la altura en la que el Pánuco hacía una curva hacia la derecha, descubrieron una columna de humo que se elevaba sobre una hermosa bahía.

Supusieron que se trataba de una aldea indígena pacífica pero no se imaginaron que la humareda que tenían a la vista no era producto de ninguna actividad agrícola ni doméstica, sino un sistema de señales de comunicación con el que los nativos informaban a los otros poblados cercanos la presencia de intrusos y los llamaban para que los ayudaran a expulsarlos.

Tampoco advirtieron que habían invadido un territorio de acceso restringido y que al internarse en él sin pedir permiso ni avisar a los celosos moradores, habían cometido un imperdonable acto de provocación.

Mientras los conquistadores buscaban un sitio adecuado para el desembarco, los indígenas agraviados e indignados por aquella expresión de hostilidad preparaban el material de guerra para arrojarlos de su territorio.

Cuando los tripulantes de la flota española se enteraron del ataque ya era demasiado tarde. Cientos de indígenas armados de macanas, arcos, flechas, hachas y cuchillos se abalanzaron furiosamente sobre ellos y los aniquilaron en unos momentos. Los pocos que tuvieron tiempo de reaccionar fue para huir y ponerse a salvo de la acometida de los guerreros mexicanos.

Varias semanas después, cuando los sobrevivientes llegaron a la Villa Rica de la Vera-Cruz, informaron a los oficiales de Hernán Cortés del infausto acontecimiento y de las bajas sufridas por la expedición durante el enfrentamiento con los aborígenes del río Pánuco.

En el reporte de los hechos refirieron detalladamente la bravura de los ataques y bautizaron con el nombre de “El humo” el sitio en el que percibieron la humareda de la aldea ribereña en donde sufrieron el ataque.

A partir de entonces se formalizó el uso del nombre geográfico y cuando por cualquier razón se aludía al lugar en los documentos o escritos oficiales, tanto de la época de la Colonia como del México Independiente, se le llamaba “El humo” o “Bahía del Humo” a ese punto del río.

Del paraje en el que se localiza este histórico sitio de la Huasteca, sale un canal que une a las aguas del río Pánuco con las de la Laguna de Pueblo Viejo y comunica a este poblado con el de Tampico.

Antiguamente navegaban por esta vía pluvial, los barcos procedentes de Veracruz, Campeche y de La Habana que tenían como destino el puerto de Pueblo Viejo, hoy Villa Cuauhtémoc, Veracruz, en donde desembarcan la mercancía y luego cargaban la que llevarían de regreso a los puertos de origen.

Desde que los conquistadores españoles impusieron ese nombre al lugar han pasado casi quinientos años y el sitio continúa llamándose igual, hecho que pone de relieve la fuerza con la que la tradición y la costumbre preservan el paso de los años y describen la historia.

En la actualidad el punto en el que los indígenas huastecos atacaron y expulsaron a los conquistadores españoles de su territorio se denomina “Paso del Humo” porque allí embarcan y desembarcan las lanchas que prestan servicio de paso sobre el río Pánuco entre Pueblo Viejo o Villa Cuauhtémoc, Veracruz y Tampico, Tamaulipas.

ENROQUE / JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ

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