El 15 de Abril de 1961 un ejército de mercenarios y cubanos exiliados pagado por el Gobierno de Estados Unidos atacó por aire, mar y tierra la Playa Girón de Cuba en una aparatosa invasión militar destinada a derrocar el régimen comunista de Fidel Castro Ruz, que fracasó.
En 65 horas, las tropas cubanas aplastaron a la invasión en la que murieron más de un centenar de los atacantes y otros mil 200 fueron apresados.
El suceso provocó reacciones en todo el mundo.
Mientras que los jefes políticos de Norteamérica, John F. Kennedy, y de la URSS, Nikita Kruschev, protagonizaban un duelo de bravatas e intercambio de acusaciones, en Latinoamérica se registraron numerosas manifestaciones, algunas violentas, de apoyo al gobierno castrista.
En Panamá, partidarios de Fidel Castro chocaron con la policía y en Lima, Perú, militantes del Partido Izquierdista Social Progresista, fueron detenidos por elementos de Seguridad cuando distribuían propaganda que incitaba a la revolución.
En algunos países, como Ecuador, los enfrentamientos de los manifestantes con los integrantes de las corporaciones de la fuerza pública dejaron un saldo sangriento de varios muertos y decenas de lesionados.
Reacciones similares a favor de Castro y de repudio al régimen Washington tuvieron lugar en Brasil, Venezuela, Colombia, igual que en los países de Europa, Asia y África en los que la gente, en su mayoría jóvenes, salieron a la calle a expresar su descontento contra la agresión estadounidense.
México no fue la excepción.
El 17 de abril, integrantes del llamado Frente Estudiantil de Defensa de la Revolución Cubana efectuaron un encendido mitin pro Cuba en la Ciudad Universitaria y el 19 siguiente una gigantesca manifestación recorrió las principales calles de la capital de la República.
La multitud, calculada en más de sesenta mil personas, según apreciaciones de los medios de comunicación, partió de la Glorieta de ‘El Caballito’, en donde convergían la avenida Benito Juárez, Paseo de la Reforma y Bucareli, coreando consignas a favor del régimen de la Isla del Caribe y de condenas a los mercenarios financiados por los gringos.
También gritaron ‘mueras’ a la ‘prensa vendida’ y ‘reaccionarios, reaccionarios’, cuando el contingente de manifestantes pasó por la zona de los grandes periódicos y frente a las oficinas de la sede del conservador y derechista Partido Acción Nacional.
Al llegar al Zócalo, alrededor de las seis de la tarde, quemaron una efigie del ‘Tío Sam’ junto al asta bandera de la plaza. Desde el toldo de un automóvil improvisado en tribuna, el ex presidente Lázaro Cárdenas del Río, que había sido invitado al acto, pronunció un discurso en el que protestó porque el gobierno del Presidente Adolfo López Mateos no le permitió viajar a Cuba a solidarizarse con la lucha que libraba la Isla contra los invasores.
En otras ciudades del país también hubo manifestaciones procastristas.
En la del puerto de Tuxpan, Ver., así como en el municipio de Madero, Tam., inclusive se reclutaron a voluntarios que querían viajar a la isla a defender al pueblo cubano de la agresión Yanky.
El 20 de Abril la sociedad maderense ‘José Martí’ y el Partido Popular Socialista que encabezaba Tomás Alonso y el doctor Samuel Zamarripa, instalaron un ‘Centro de Reclutamiento Pro Cuba Fidelista’ en un local ubicado en la calle Ecatepec Número 103 sur de aquel municipio.
Bajo la vigilancia de agentes de Gobernación, en Tampico a cargo de Francisco Rabatté y de la Octava Zona Militar que entonces comandaba el General Baltazar Leyva Mancilla, lo mismo que de elementos de la Policía de la localidad, varios cientos de personas se inscribieron en la oficina reclutadora.
En forma subrepticia, además, los simpatizantes con el régimen de Fidel Castro en la zona entablaron contacto con los tripulantes del barco cubano ‘Bahía de Santiago’, que estaba anclado en el tramo uno del muelle Fiscal de Tampico en el que pretendían viajar a la isla caribeña el 26 de abril.
No lo consiguieron.
En coordinación con las autoridades migratorias y de la policía portuaria, el Capitán de Puerto, José A. Ramón, establecieron un cerco de vigilancia permanente en torno a la embarcación para impedir la salida de los voluntarios reclutados, sin permiso del gobierno.
El 26 de abril el ‘Bahía de Santiago’ zarpó a Cuba llevando a bordo sólo un cargamento de bombas centrífugas, cereales y tabiques de madera, entre otras mercancías.
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POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ