Pánuco.- La primaria Lázaro Cárdenas ubicada en el sector Santa Elena, se encuentra a merced de robos y actos vandálicos que le han afectado durante el período de la pandemia.
Esta situación ha derivado que las instalaciones estén en lamentables condiciones y muchas ventanas se encuentran con los vidrios destrozados, además de que el terreno está totalmente enmontado
Sobre este preocupante panorama dos madres de familia pertenecientes a la sociedad de padres de familia de esta institución educativa, Lizeth Saldívar y Rosario Celestino señalaron que la escuela está en completo abandono.
Dieron a conocer que hasta el momento ninguna autoridad municipal o estatal, se ha encargado de rehabilitar este inmueble.
Refirieron que desde el pasado mes de marzo del 2020, fecha en que cesaron las clases por la pandemia; no ha recibido mantenimiento alguno la escuela.
Señalaron que constantemente ha sido blanco de robos, pues los malhechores a placer han hurtado desde material didáctico; y cualquier clase de objetos pertenecientes a la escuela.
Agregaron que la barda periférica al no estar terminada, con facilidad los ladrones hacen de las suyas, citaron que prácticamente están sin tubería, ya que al ser de cobre representa un botín de gran valía para los malvivientes.
Dijeron que la ausencia de tubería los tiene sin gota alguna, por lo que los sanitarios son descargados con agua que tienen que acarrear.
Cabe destacar que gran parte de los patios de la citada escuela, están inundados de maleza.
Así mismo las quejosas señalaron que los mesabancos, están cubiertos de polvo, ya que desde que fue cerrada la escuela hace más de un año no han hecho labores de limpieza.
Destacaron que en fechas recientes dentro de un aula, encontraron a un perro en avanzado estado de putrefacción, por lo que se presume que manos ociosas lo metieron al salón encerrandolo, hasta que lamentablemente fallecio el cánido.
Ante ello pidieron a los cuerpos de seguridad que redoblen la vigilancia a fin de frenar tanto robos y destrozos que ha sufrido la tan referida escuela.
Por Victor Montiel