El deseo de terminar con prácticas lascivas en el servicio público en México, que por décadas había funcionado favoreciendo a ciertos grupos privilegiados de la población con el propósito de apoderarse de los recursos económicos del país a costa del empobrecimiento de las mayorías, fue la esencia para que los mexicanos optaran por una alternancia política, económica e ideológica.
Esta alternancia se ha encaminado en una transformación del país, que ha iniciado con cambio ideológico sobre la forma en que debería funcionar las instituciones públicas y con el involucramiento de la sociedad en las tomas de decisiones importantes para la aplicación de los recursos en el país.
Sin duda, esta forma de actuar de parte del gobierno federal marca una nueva etapa en el país, en donde se pretende erradicar uno de los principales problemas que afronta la población, que es la pobreza y la marginación, siendo esta la base para el crecimiento de las desigualdades sociales en nuestro país.
Tanta pobreza y marginación en un país como México no se puede comprender, sobretodo por las enormes potencialidades de recursos naturales con los que cuenta: se tiene territorio, clima, océanos, ríos, lagunas, golfos, entre otros recursos para desarrollar exitosamente la agricultura, la ganadería y la pesca, lo que permitiría la autosuficiencia alimentaria; se cuenta con recursos mineros, producción eléctrica, petróleo, entre otros que prácticamente le permitiría al país desarrollar productos finales sin que se tuvieran que traer del extranjero.
Ante tal escenario que es perfectamente identificado por la sociedad mexicana, queda claro que el fracaso del país se le atribuye al mal manejo de la economía que, ante su manejo faccioso, favoreció el enriquecimiento de poderosos grupos políticos y de grandes empresas que poco a poco fueron destruyendo el modelo de empresas familiares y deteriorando las condiciones laborales de los trabajadores.
En este sentido, la transformación va acompañada por una creciente polarización, en donde por un lado se encuentran aquellos que perdieron sus privilegios políticos y económicos, y poco a poco este grupo se ha ido nutriendo de aquellos que se ha decepcionado del actual manejo de las políticas públicas; y, por otro lado, se ubican los que habían sido excluidos de la política pública y que ahora son el centro de esta.
Me parece que el punto de partida de la política pública del gobierno actual es correcto ¡primero los pobres! Debido a que son la mayoría de la población y además es el origen de muchos de los males sociales que se presentan en el país.
En lo que me parece cuestionable es en la forma de cómo se pretende atender la pobreza a través de la política social, dejándose de lado dos aspectos fundamentales que han sido las causas de la tragedia mexicana: atender el tema de la desigualdad económica a través del fortalecimiento de un modelo económico basado en empresas familiares y el regular la concentración de la propiedad-capital y la riqueza a través de progresividad de impuestos, esto último es importante para garantizar las condiciones de competencia entre las empresas. A final de cuentas, la mayoría de los mexicanos anhelamos un país con mayor equidad. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PÉREZ CRUZ