Victoria.- Una fiesta clandestina a la que acudieron más de 200 jovencitos, casi termina en una tragedia, luego de registrarse un zafarrancho que dejó como saldo a dos personas atropelladas, dos más golpeadas y un vehículo vandalizado.
Estos hechos se registraron en una quinta que se localiza sobre un camino vecinal, que está sobre la Avenida De La Unidad, a escasos metros de donde se ubica el monumento al «Cuerudo Tamaulipeco».
Cuatro patrullas de Tránsito, tres de la Policía Estatal y otro par de ambulancias de Cruz Roja se trasladaron hasta el sitio para intervenir en esta batalla campal.
Cabe mencionar que sólo dos personas recibieron los primeros auxilios ya que una tercera había sido trasladada al nosocomio en un carro particular y otras más se habían dado a la fuga.
Tras recopilar varias versiones entre la toda multitud, las autoridades pudieron establecer que los hechos iniciaron cuando un grupo de jóvenes acusaron a una muchacha de haber robado un teléfono celular.
La jovencita para entonces ya había solicitado un ‘Didi’ para que fuera a recogerla, por lo que éste llegó en cuestión de minutos.
Los jóvenes alcoholizados y sintiéndose víctimas del robo, decidieron impedir que la joven subiera al vehículo de alquiler y fue entonces que el operador comenzó a involucrarse en el altercado.
En poco tiempo se daría cuenta que el haberse metido en la bronca fue una pésima decisión, ya que el grupo de inconformes se fue contra él y comenzaron a golpearlo, ademas de provocarle daños a su Chevrolet Spark.
En su intento de escapar de la agresión la persona atropelló a dos jóvenes, siendo una del sexo femenino la que se llevó la peor parte ya que supuestamente se la llevaron convulsionando al hospital.
El hermano de la otra persona atropellada, enojado por el hecho, se abalanzó también en contra el conductor del Didi con el que intercambió golpes por un rato.
Para la llegada de las unidades de emergencia ya muchos involucrados se habían dado a la fuga, incluyendo el usuario de la plataforma, el cual abandonó el vehículo ya totalmente vandalizado.
Por Alejandro Dávila
