Después de alardear que en el 2022 estrenarían la reforma constitucional de revocación de mandato aprobada por el actual gobierno sacando a AMLO de la Presidencia, sorpresivamente los adversarios de López Obrador desistieron de su propósito de tratar acabar con el régimen del tabasqueño a mitad del sexenio.
En 2019, por ejemplo, el ex Presidente Vicente Fox declaró que sacar al actual primer mandatario del país era más importante que haber sacado al PRI de los Pinos y terminar con la dictadura priista de setenta años.
Más recientemente, el pasado 28 de junio, los integrantes del Consejo Nacional de Litigio Estratégico del sector empresarial, entre los que figuran Gustavo De Hoyos Walter y Claudio X González Guajardo, exigieron al Congreso acelerar la aprobación de las leyes secundarias de la revocación que estaba muy atrasada.
El Frente Nacional Ciudadano (FRENA), que encabeza Gilberto Lozano, a la vez, anunció que la agrupación enfocaría toda la energía para poner fin a la dictadura obradorista y que con ese objeto convocaría a los 2.7 millones de ciudadanos que se requiere para demandar a través de la consulta popular del 21 de marzo del año que viene la destitución del inquilino de palacio nacional.
Inesperadamente, sin embargo, cambiaron de opinión.
Utilizando pretextos, como el que no podían respaldar el show mediático al que recurría el Jefe del Ejecutivo Federal que costaría 4 mil millones de pesos, los dirigentes de los partidos de la alianza “Va por México”, PAN, PRI y PRD, expresaron que no se prestarían a esa maniobra política.
Coparmex, que antes exigía acelerar el proceso revocatorio, también reculó. El argumento, que la revocación era una artimaña del nativo de Macuspana para hacer campaña electoral a media administración, por eso la organización patronal, señalaron, se oponía a la consulta.
La realidad es que, tras analizar detenidamente los pros y los contras que la abolición implica, se dieron cuenta de que fracasarían. Además de sentirse incapaces de convencer a 37millones de votantes de que acudieran a exigir mediante el sufragio el cese del mandato morenista sería imposible, prefirieron desistir y como ocurre en las peleas de box, decidieron tirar la toalla antes de que la campaña llamara a zafarrancho de combate.
Se rindieron y aceptaron la derrota antes de la pelea.
Al mismo tiempo han fortalecido políticamente al Presidente de la República, Como señalara el filósofo alemán, Friedirich Nietzche, “golpe que no mata fortalece”, al reconocer anticipadamente el descalabro, de manera subyacente se han declarado incapacitados de vencer a quien acabó en el 2018 con el régimen de privilegios que les habían otorgado los gobernantes del tricolor y Acción Nacional.
En ese escenario político adverso, la oposición ha visto con tristeza que MORENA seguirá siendo la primera fuerza política de México. Y es que, además de contar con 17 gubernaturas, junto con sus aliados del PT y el Verde, en la próxima Legislatura los morenistas tendrán un total de 278 curules del Congreso de la Unión, 79 asientos más que la alianza del PAN, PRD y PRI.
Ante ese panorama, los opositores andan tan desesperados que han resuelto acudir a la OEA para que les ayude a frenar al régimen obradorista. Parece que el PAN y el PRD ya olvidaron que el PRI se mantuvo setenta años en el poder a base de fraudes electorales y que la Organización de Estados Americanos jamás entero.
A sabiendas de ello, mendingan en el extranjero lo que no pudieron ganar en las urnas y piensan que a lo mejor los gringos les echan la mano, a pesar de que también saben que eso resultaría más que remoto y prácticamente imposible.
Después de lo que le sucedió al Presidente Donald Trump en Bolivia, en donde fue anulado el triunfo electoral de Evo Morales y luego mediante un acto golpista lo destituyeron porque impidió que las transnacionales continuaran saqueando las riquezas al país sudamericano, al final le salió el tiro por la culata.
Como es del dominio público, en la elección convocada para elegir al nuevo mandatario, volvió a ganar el partido de izquierda y la ex Presidenta golpista, Jeanine Áñez, fue encarcelada como responsable de la masacre de 37 simpatizantes de Morales, delito por el que podría pasar treinta años en prisión.
En el mundo globalizado y con las nuevas reglas democráticas, que los mimos estadounidenses promueven, ya no es tan fácil realizar este tipo de triquiñuelas.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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