TAMAULIPAS.- La ciudad está llena de historias verdaderas y falsas. Leyendas que comenzaron siendo ciertas, pero con el murmullo y la comedida distorsión ahora son falsas por completo. También se extinguieron sucesos y no existe un testigo vivo que hable por ellos, que recuerde las melodías y si las calles amanecían tristes.
Hay, como en todas las ciudades, lugares llenos de ausencia y nadie llama a la puerta, ni escucha que hablen. Las casas desaparecieron y ahora son edificios, la ciudad que era pequeña hoy es anónima e inmersa en el ego de luces espectaculares y amplios espacios para las miradas, y no fue de manera espontánea.
La narrativa en la microhistoria pasa por el instante mismo de los sucesos. Si no hay un apunte se olvida y queda para quien la dice y la cuente una noche alegre o una triste. Dirá lo que recuerda y pegará con imaginación los sucesos curiosos, aquellos que hicieron que la emoción picara el papel con el cual un mimeógrafo narró un movimiento.
La historia que es ciencia describe los momentos más importantes, los mide y los sopesa para establecer un instante, una realidad, la más cercana posible a los datos contundentes que se registraron. De ese modo escribe la fecha de un nacimiento, de una inauguración, pero no los ojos azorados de quienes asistieron al evento.
Nadie cuenta sin embargo la historia de los gatos. Nadie vio a qué horas eran pero no lo preguntaron tampoco. Era en la madrugada y había qué decirlo para que cantara el gallo y comenzaran a bajar las gallinas del árbol.
Todo eso vieron los cronistas que lo vieron, los carpinteros, los hombres de a caballo y los de a pie antes de atrancar la puerta, poner freno de mano y quedarse para siempre a oler el amanecer mientras pasa otra vez la biografía de un gato y describen si es gris o pardo, como los gatos que cuentan la historia de los tejados y los escondites secretos de los revolucionarios.
La crónica es el momento del viento. Un aire espeso y húmedo en la nariz del escriba que hilvana un lienzo, lo teje con el suelo frívolo de los acontecimientos. La historia regional nos debe historia. Nos debemos las historias de las esquinas, la del perro, la de la tienda y la risa de la única muchacha de la cuadra.
Falta describir la tierra que pisaron los héroes y los ebrios, la fantástica historia jamás contada en un bar punto loco. El azul del cielo que viste aquella mañana cuando eras niño pero lo recuerdas como si lo hubieras visto en un libro. Uno es ese esqueleto y otro es el ser descubierto, encarnado en el tiempo, cuando duele hasta un silencio. No somos ni seremos nada, ni lo que dicen, ni siquiera lo que en realidad somos si no hablamos de los objetos, de lo que llevaba el aire o el eco extinto. Fuésemos lo que fuéramos, solo escribimos un residuo y de ahí nos colgamos para decirle a la posteridad lo que fuimos.
Con eso nos salvamos y salvamos a la patria. Dos fechas: nacimiento y muerte, como los poetas. La vida podría ser distinta si nos detuviésemos a verla. Pero hay prisa. No hay un lapso para equivocarnos de veras, lo hacemos sin querer, con arrepentimiento, con el prejuicio del ser imperfecto, impuro, incorrecto, invasivo y perverso. No conocemos todos los colores y no sabemos su nombre.
Acaso no importa. Decimos lo que nos conviene y decimos que somos guapos, que fuimos honestos y que reímos todo el tiempo. En realidad podríamos ser solo un interrumpido silencio. Tampoco conocemos todos los sonidos y no distinguimos un grito de un alarido nocturno. Y así contamos la historia, con la narrativa escampada, sin oxígeno.
Escribimos el sueño que vivimos porque nos lo dijeron, nos lo apuntaron y empieza con el clásico había una vez y tal vez nada había. La historia regional debe ir más allá de los motivos que pusieron nombre a las calles.
En las paredes emborronadas están las historias que cuentan los añejos grafiteros, legados de antiguas campañas electorales, mezquites colgando centenarios, la sombra que se hizo vieja viéndonos pasar por el aire. HASTA PRONTO
CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021