TAMAULIPAS.- Después del debate interno -quizás pleito sea una palabra más adecuada- que viven los partidos y que seguramente continuará hasta que termine el año, el 2 de enero a más tardar, estarán presentándose ante la autoridad electoral dos alianzas amplias.
Más allá de los fuegos artificiales, del inevitable estira y afloja, todo hace indicar que el PAN, el PRI y el PRD, participarán aliados en la próxima elección.
El equipo de enfrente estará integrado por Morena, PT y -casi es un hecho- por el Partido Verde Ecologista de México. Es verdad que todavía hay muchas variantes en juego, y que pueden modificar el escenario electoral de un momento a otro, pero en el papel así se acomodarán las principales fuerzas políticas. Lo que pase en el territorio será otra cosa.
El principal factor que todavía falta por definirse es la selección de los candidatos. Tamaulipas vive una situación política inédita y que hace apenas una década hubiera sonado disparatada: el pleito interno protagonizado por los priístas va más allá de si deben ir solos o aliados a la elección. Aunque parezca mentira, lo que discuten los priístas es a qué candidato panista deben apoyar.
Los hay quienes se muestran a favor de César Verástegui, y otros que condicionan la alianza a que sea Chucho Nader el abanderado. Saben unos y otros, aunque no lo digan abiertamente, que Acción Nacional jamás aceptará una alianza en la que el candidato sea un priísta.
Por eso si la dirigencia nacional del PRI cumple su cometido de competir junto al PAN en las seis entidades que elegirán gobernador, Ramiro Ramos Salinas y Enrique Cárdenas pueden irse despidiendo de sus aspiraciones.
Ante el inevitable desquebrajamiento del PRI entre los priístas-morenos y los priístas-panistas, la única duda pertinente es a cuál bando se irá la mayoría. Menos tormentosa parece la negociación para la reedición de la alianza “Juntos haremos historia”, que esta vez también incluiría al Partido Verde Ecologista de México en la elección local de Tamaulipas.
Es evidente que la dirigencia estatal comandada por Manuel Muñoz Cano está lista para apoyar el proyecto morenista, preferentemente si el candidato es Rodolfo González Valderrama. Pero el senador Américo Villarreal Anaya ha tejido las relaciones necesarias en la Ciudad de México para mantener la cercanía con la cúpula verde. Salvo una ruptura repentina, que por el momento no se ve en el horizonte, el Verde acompañará en la boleta a Morena y al Partido del Trabajo.
Quizás Maki Ortiz sea el único cabo suelto que pudiera modificar la ruta trazada por las principales fuerzas políticas -locales y nacionales- que se disputan el poder en Tamaulipas.
Su irreparable alejamiento del PAN, su acercamiento con Morena y su coqueteo con casi todos los otros partidos políticos mandan el obvio mensaje de que la ex alcaldesa de Reynosa planea estar en las boletas cueste lo que cueste, y que incluso una aventura como independiente no suena tan descabellada.
Como tampoco debería perderse de vista el camino que tome Movimiento Ciudadano rumbo al 2022. Ese partido apostó, como ningún otro, a destapar a su virtual candidato desde casi un año antes de la elección. La dirigencia nacional se generó expectativas muy altas de lo que pueda pasar en Tamaulipas como un paso previo al 2024 cuando planean entrar de lleno a la competencia presidencial.
El problema es que por lo menos en este momento, Arturo Diez Gutiérrez no garantiza una cosecha de votos que abone a su misión electoral. Y por eso, como no podía ser de otra forma, el nombre de Maki también resuena en el barrio naranja.
CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021