TAMAULIPAS.- La historia, escabrosa por cierto, tiene origen en Matamoros. La expongo para mis tres lectores. Alrededor de 20 años atrás, sentados en una mesa de conocido restaurante de esa frontera, un empresario de larga trayectoria a quien llamaré en estas líneas Pedro –no sé si vive aún– relataba a sus amigos una anécdota que en ese momento recordaba entre risas, pero que le causó pavor cuando sucedió.
Decía el comerciante que en los ochenta manejaba una ferretería que contaba con trabajadores para dar a sus clientes diversos servicios. Uno de ellos era, contaba, una maravilla como electricista: Diestro, responsable, razonable en sus cobros e inclusive honesto hasta donde él lo conocía. Un día el electricista desapareció sin aviso alguno.
Lo extrañaron un tiempopero fue reemplazado y la vida siguió. Un corto tiempo después –señalaba– al salir de un evento social en el mismo restaurante donde narraba la vivencia, una voz le llamó: ¡Don Pedro, qué gusto verlo, cómo está! Volvió la mirada para responder al saludo y se sorprendió.
Era el electricista que acompañado de varias personas había desaparecido y al devolver la cortesía el ex trabajador le pidió tomarse una foto con él, a lo que accedió. Nada inusual. Transcurrió poco más de un año y una mañana, al leer el periódico le llamó la atención la foto de un hombre. ¡Era su ex empleado! Al cual señalaban como el jefe de un grupo delincuencial.
¡Mira!… llamó a su esposa, ¡En el periódico está Osiel! Sí. Era Osiel Cárdenas Guillén, cabeza en ese tiempo de uno de los cárteles más poderosos de la época en el norte y en el país entero. Fue cuando el temor lo asaltó.
Recordó que le tomaron una foto con él, sonriente, hombro con hombro. El temor le afligió durante meses, hasta que se percató que imágenes como esas había por decenas, de connotados matamorenses que aparecían a una o dos personas de distancia del capo, en una cercanía que con mala leche podía interpretarse como complicidad.
Nada pasó con el empresario, como él mismo señaló, pero gráficas como esas, no sólo con Osiel sino con otros criminales, fueron utilizadas en innumerables ocasiones para manchar, calumniar y desprestigiar a una larga fila de ciudadanos honestos cuyo único “delito” había sido coincidir con esos personajes al asistir a la inauguración de un hotel o de un restaurante, o ir como invitado a una boda.
Esa práctica difamatoria persiste y en tiempos electorales como los que vivimos los tamaulipecos con seguridad se agudizará. Para esos fines perversos, nunca faltan criminales maquillados ni nunca faltan personas de buena fe. Así que una sugerencia: Cuidado con lo que interpreta en una imagen.
No siempre lo que se ve en una foto o en un video es la realidad o por lo menos no como la puede imaginar quien observa, porque una pregunta escuece: ¿Quién sabe si en alguna foto del álbum familiar de tantos años aparece uno de esos siniestros individuos? Vivimos en Tamaulipas, no lo olviden…
¡ORDEN, ORDEN EN LA SALA!
¿Habrá alguien que pueda imponer el orden en MORENA?
Su política interna, incluido Tamaulipas, es una combinación de zigzag y de sube y baja. Un día acuerdan un método para definir a sus candidatos y al otro día se desdicen y abren la puerta a nuevos aspirantes. Nuestro Estado es una muestra de ello.
Primero intentaron un “albazo” apoyado por Claudia Scheinbaum y Bertha Luján para adelantarse a los tiempos y definir a los cuatro finalistas para su encuesta popular. Después dan reversa y en la cúpula nacional les enmiendan la plana y de la cuarteta sólo sobrevive una mujer.
Y ahora resulta que la consulta será la casa de Perico de los Palotes donde todos entran cuando quieren, porque se anticipa que por lo menos entrarán seis al desde ahora manoseado sondeo. ¿Quién más se apuntará por sus pistolas? Tantito orden señoras y señores de MORENA…
LA FRASE DEL DÍA
“Mantengo largas conversaciones conmigo mismo y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo…” Oscar Wilde
LABERINTOS DEL PODER / JOSÉ AZPEITIA