¿En verdad eran necesarios siete nombres?
La política debe ser siempre, lo entiendo y lo apoyo, un ejercicio de pluralidad, pero en el caso del método acordado por MORENA para obtener a su candidato a la gubernatura de Tamaulipas, queda claro que son ganas de complicar este escenario.
Demasiados nombres, demasiados intereses, demasiados grupos y también, para infortunio de ese partido, demasiados heridos al terminar ese proceso de definición interna.
Sí, ya escucho el argumento de que Regeneración Nacional tiene abiertas las puertas a todas las corrientes, ideologías y hasta orígenes, pero abrir el abanico de manera desproporcionada sólo es válido en el terreno de las aspiraciones, no en el de la consulta formal con la cual supuestamente decidirá quién sera su abanderado, hombre o mujer, en el 2022.
Una pregunta refleja esa realidad:
¿Quién de los siete se ve a sí mismo con menores méritos que el resto?
Nadie. En su propia percepción todas y todos son generales de cinco estrellas y todos también dicen poseer las medallas para representar a su partido. En consecuencia, los seis que reciban un “gracias por participar”
se convertirán potencialmente en el enemigo o por lo menos en el amigo resentido que duerme en casa. No es un panorama halagüeño, a menos…
¿A menos qué?
Que la final de esta especie de liguilla futbolera por el título ya este decidida con todo y marcador.
No sería la primera vez ni será la última. Como en el viejo PRI, el presidencialismo exacerbado que resucitó la frase lopezportillista “Soy el fiel de la balanza” campea a sus anchas en el gobierno autollamado como Cuarta Transformación.
Lance un vistazo a los estados en donde se han renovado las gubernaturas. Sus damas y varones han sido los que el dedo del presidente ha apuntado y no veo por qué Tamaulipas pueda ser una excepción.
Si así fuera, tres nombres –una disculpa y mi respeto a las damas– están jugando con cartas marcadas: Rodolfo González Valderrama, Américo Villarreal Guerra y Héctor Garza González.
El primero, Rodolfo, es una muestra de cómo se debe trabajar para ganar adeptos. Partió casi de cero y en una remontada espectacular ha logrado apuntalarse paulatinamente en el primer sitio de las simpatías populares. Américo, montado en un nombre entrañable para los tamaulipecos es impulsado por un motor lituano-búlgaro marca “Scheinbaum” con muchos caballos de fuerza, mientras Héctor Garza tiene un solo padrino y amigo hasta el tuétano: Casi nadie, Andrés Manuel López Obrador.
¿Cuál de los dos escenarios es el que dominará?
Aclarar la duda depende de si el presidente será quien decida. Y la respuesta no puede ser otra en los dos casos:
Sí o sí…
Y LA MARCA, SE QUEDA
La batalla de MORENA en el Congreso Local por evitar el canje de placas vehiculares y de Acción Nacional por llevarlo a cabo, ganada al final por los primeros, deja en estos un sabor semidulce de victoria con matices de salobre.
Lo anterior se deriva de que tras
no poder garantizar al actual gobierno estatal un ingreso multimillonario con el reemplacamiento, la bancada azul a cambio consiguió parte de lo que buscaba: Dejar la presencia de Acción Nacional por tres años más, a través de las láminas de la discordia.
Como tenían previsto los panistas, a despecho de un posible gobierno estatal morenista, alrededor de un millón 300 mil vehiculos registrados seguirán paseando por todos los rincones del Estado el color azul en calles y carreteras hasta 2024.
Será un recordatorio en una publicidad sobre ruedas y a toda hora, diario, punzante e inocultable, de que el panismo sigue presente en Tamaulipas y hasta con la marca –Tam– del gobernador saliente.
Así, el panismo tamaulipeco revive una vieja frase:
Hay que saber obtener pequeñas ganancias de las grandes pérdidas…
POR JOSÉ AZPEITIA
@LABERINTOS_HOY