Bastaron menos de 48 horas para que el senador Ismael García Cabeza de Vaca saliera a aclarar lo que muchos dieron por sentado cuando apareció en un vídeo con su hermano el gobernador y con los dos aspirantes a la candidatura panista al gobierno estatal: No busca ser candidato, pero si le cae la oportunidad, pues…
Es decir, como clásico político, no se incluyó pero tampoco rechazó la posibilidad. Ismael dijo ayer que no está pensando en buscar la nominación panista, porque está concentrado en su labor legislativa. Que lo importante es la unidad interna y que todos los participantes en el proceso se sumen a quien el partido elija como su abanderado. En un doble juego del lenguaje, tampoco se descartó tajantemente.
Tiene sentido, porque aunque la imagen difundida por el equipo de su hermano el gobernador dio pie a numerosas interpretaciones, todas ellas de carácter especulativo sobre el motivo de su presencia, el senador dejó entender que no quiere ser candidato, al menos en esta ocasión. En pocas palabras, que no se distraigan, que hay que esperar para saber quién será el candidato. Que no se hagan bolas, dicho en buen lenguaje coloquial salinista.
El virtual deslinde de Ismael ayuda a distender un poco el ambiente, porque insisto, aunque es más que obvio que resulta un disparate pensar en impulsarlo como tercera opción -por el contexto en el que está la familia-, parece que desde el poder gustan de jugar con espejos y enviar señales contradictorias.
Conozco personas muy bien informadas que saben de política y que analizan el escenario con mucha precisión. Me dicen que efectivamente, ronda en la cabeza de alguien la idea de querer empujar en el último tramo la posibilidad del senador como aspirante. Personalmente creo que pensar siquiera en verlo en la boleta es absurdo, no porque Ismael no tenga la capacidad de hacer una campaña combativa, sino porque no va a exponerse a que desde la Federación sigan golpeando a su hermano y al resto de la familia. No hay necesidad.
Soy de quienes sostienen que aunque la idea de impulsar al hermano puede ser atractiva para algunos, la realidad es impone y a fuerza de verla, se terminó por desechar la posibilidad desde los meses aciagos de la embestida jurídica, política y mediática contra la familia. Otra razón para descartarlo y recibir bien su deslinde es que resultaría el más vulnerable de los aspirantes panistas, en una contienda en la que los golpes van a estar al día. Ya vimos una prueba con lo que está pasando en Morena. Decir que no quiere y que no va, sirve para quitar sombras al proceso.
Por eso me parece que “Truco” Verástegui y su impresionante crecimiento en los niveles de conocimiento que ya reporta, en la suma de adhesiones de liderazgos sociales y en la cercanía con el poder, debe estar muy tranquilo porque el hermano de su jefe no representa un peligro de que sea desplazado. Lo mismo creo que debe pensar Chucho Nader, el Alcalde porteño que está peleando hasta el último aliento la nominación, pues una de las diferencias sustanciales con el legislador es que el tampiqueño es hoy por hoy la figura panista con mejor imagen y la única que puede presumir de resultados en su desempeño público y en los encargos políticos. Nadie más hasta ahora.
Ayer lo escribí aquí mismo: No piensen en un tercero, mucho menos en un cuarto jugador. No hay tiempo, margen ni ánimo. No hay espacio para que crezca alguien más. Replicando lo de líneas arriba: “no se hagan bolas”, solo hay dos jugadores, los demás son accesorios que adornaron la foto.
¿Por qué no debería ser Ismael el candidato panista? Porque querer incluirlo entre quienes disputan la nominación es un disparate. Porque estos no son tiempos para eso, por la vulnerabilidad política de su figura, porque ese fenómeno se vio antes en Coahuila y terminó mal; porque no enviaría a los panistas un mensaje de humildad y voluntad para sumar a otros que no sean de grupo en el poder. Y porque el nivel de rechazo entre la sociedad a la posibilidad de una continuidad familiar transexenal, sería enorme.
ADRIÁN SÍ VA
El martes por la noche, la dirigencia nacional de Morena anunció que se agregaron tres nombres a la lista de aspirantes que van a ser encuestados para definir al candidato a la gubernatura.
A Américo Villarreal, Maki Ortiz, Rodolfo González y Olga Sosa se sumaron Adrián Oseguera, José Ramón Gómez Leal y Héctor Martín Garza. Los siete ya están siendo objeto de escrutinio por parte de Morena, para determinar pronto la identidad del abanderado.
Como decía aquí hace días, no debería sorprender que Oseguera sea incluido, porque es un elemento que emergió con fuerza en el escenario político del partido, porque tiene fuertes vínculos con los consejeros estatales; viene de la izquierda y se la ha jugado con el proyecto del Presidente López Obrador desde los años difíciles de la oposición.
Adrián entró a la última etapa sin sorprender por eso, pues ya el Consejo Estatal del partido lo había elegido en la cuarteta inicial, con la mayor cantidad de votos. Lo que hay que esperar es que el proceso sea conducido con apego a los lineamientos de mantener la unidad y evaluar escrupulosamente las fortalezas de cada uno.
Entre quienes llegaron a ese grupo faltaron mujeres, porque ni la Alcadesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas ni la senadora Guadalupe Covarrubias fueron enlistadas como se esperaba, en atención a los criterios de promover la paridad de género, pero de esto le hablaré mañana.
Por ahora, para el ala morenista que lidera Adrián es una buena noticia su inclusión en ese grupo dispar, porque le sigue dando posibilidades y reconoce la importancia que tiene dentro del partido en Tamaulipas. Y también, que pese a los ataques indirectos que ha recibido desde la semana pasada, sigue siendo considerado un activo para Morena en el estado.
POR TOMÁS BRIONES
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