Como era de esperarse, el día 9 de diciembre, el INEGI dio a conocer que el indicador de inflación anual para el mes de noviembre se ubicó en 7.4 por ciento, un nivel más alto de lo esperado, lo que refleja la constante alza en los precios de los últimos seis meses en el país, y que de manera notoria los consumidores han percibido cuando asisten a realizar sus compras.
El nivel de inflación supera casi 2.5 veces el objetivo de política monetaria en el país, la cual es de 3 por ciento anual. Este contexto representa una dura prueba para el Banco Central debido a que tendrá que tomar medidas para desacelerar la inflación, ya que existen fuertes presiones en el mercado que nos indican que el crecimiento de los precios podría continuar en los siguientes meses, haciendo más pesada la cuesta de enero, la cual se podría prolongar hasta el mes de marzo de 2022.
El incremento de los precios es más notorio en el rubro de alimentos y bebidas, que alcanzó el nivel de 7.6 por ciento. En el caso de frutas y verduras, en promedio, en el último año se elevó en 17.8 por ciento y los productos pecuarios en 11.4 por ciento. De manera puntual, para el mes de noviembre, el jitomate se incrementó en 25.4 por ciento, tomate verde 71.85 por ciento, chile serrano en 12.1 por ciento, electricidad 24.2 por ciento, el transporte aéreo se elevó en 9.7 por ciento, entre otros productos y servicios. Como se aprecia, el incremento de los precios se presenta en productos y servicios que impactan de manera directa la economía de las familias.
Todavía falta ver cómo cierra el año la inflación, pero seguramente la tendencia continuará debido a que diciembre es un mes de alta de demanda servicios y productos. Sin embargo, el inicio de 2022 no pinta bien en este tema, debido a que, derivado del anuncio de incremento en el salario mínimo el cual será de 22 por ciento, las empresas se verán en la necesidad de reajustar sus precios con el propósito de poder cumplir con esta nueva normativa en términos de los salarios.
Las empresas también podrían optar por realizar acuerdos con los trabajadores para mantener sus sueldos actuales o trasladarse a la informalidad, ambas decisiones contribuirían en el control de precios.
Para el control de los precios en el país, el Banco de México podría optar por aumentar las tasas de interés, lo que representaría una estocada para el crecimiento económico y el aumento en el desempleo.
Lo interesante es ver cómo podría responder el gobierno federal desde la política fiscal; lo más razonable es esperar estímulos para la reactivación de los sectores productivos, particularmente sobre los negocios micros y pequeños, con el propósito de generar una mayor dinámica en la producción, lo que daría mayor certidumbre a las empresas para poder cubrir los incrementos salariales sin que se tenga que recurrir al incremento de los precios.
En este sentido, es importante tener claro que los precios de los bienes y servicios se elevan por presiones externas, pero también por presiones internas; en este último caso, es importante que el gobierno tenga claro que para estimular la economía con dinero deberá ser compensado un nivel mayor de producción, de lo contrario se genera inflación. En resumidas cuentas, para reducir la inflación hay que elevar la producción de bienes y servicios en el país; de lo contrario las tasas de interés se elevarán con el propósito de retirar del mercado el exceso de dinero de la economía. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PÉREZ CRUZ