TAMAULIPAS.- Charly “N”,es haitiano y la crisis de inseguridad e ingobernabilidad que vive su país provocó que tuviera que emigrar junto con su esposa y sus dos hijos. “Tu sabes como esta la situación de mucha violencia, tu sabe, el asunto, la cosa está muy difícil. Todos nosotros salimos de allá.
Ya no anda bien económicamente. Es cosa de políticos todo eso”. No descarta quedarse a vivir en el sur de Tamaulipas, si las condiciones económicas se lo permiten. “Aquí esta bien. Si hay trabajo, aquí podemos quedar, para que pueda llevar dinero a la familia. Desde hace semanas, que recibe ayuda , pero no es suficiente para poder alimentarse o pagar el hospedaje.
El hombre aspira mientras tanto a obtener un empleo, una fuente de ingresos. Por lo pronto, agrega que subsiste con el apoyo de algunas personas que encuentra en las calles o vendiendo. “Ya me ven, me compran, me dan 100 pesos, comida, y junto para hospedaje, vendo esto, le buscamos”, dijo.
Habla poco con su familia y extraña su vida en Haití El “american dream” sigue vigente, pero no descarta que pueda un día encontrar un empleo que le permita reunir la “plata”para reencontrarse con su familia, incluso en Tampico. “Quieroabrazar a mis hijos, quiero ver a mi esposa.
Quiero estar nuevamente junto a ellos, ahora es un sueño, pero vamos a seguir luchando, vamos a seguir luchando, tu vas a ver”. El dinero que reunió para el trayecto, añadió que no fue suficiente y tuvo que dejar a su familia en República Dominicana. A partir de ese momento, comenzó el viaje a través de al menos media docena de países.
“imaginate, de Haití a Santo Domingo, de ahí a Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador, y otros dos que se me van de la memoria, hasta llegar a Chiapas, donde estuve un mes”, dijo. Luego de cruzar el mar, dijo que el trayecto es a pie. La travesía se convierte en semanas, meses. Se pierde peso, se ganan y pierden amigos, compañeros que ya no pueden caminar.
Y ahí se quedan, agrega con los ojos tristes, la piel requemada, los pies agrietados y la esperanza de que puedan encontrarlos en medio de las selvas, de los parajes entre los cerros o perderse para siempre. Son miles los que emprenden la travesía, revela que se trata de familias, padres, madres, adolescentes, niños, niñas, muchos ya no regresarán.
EL SUEÑO MEXICANO
María “N” se encuentra en tránsito migratorio en México. Hace 4 meses que abandonó Haití. Apenas habla español y se deja entender con ayuda de una mujer mexicana. La mujer de aproximadamente 35 años, dice que dejó a su hija adolescente en el país caribeño.
En Tampico, explica, vive desde hace un par de meses. En la zona sur de Tamaulipas , se sostiene económicamente con la venta de yogur y en los últimos días con la comercialización de dulces. “No es fácil estar aquí.
Trabajo y trabajo para enviar dinero a Haiti. Del sueño americano, mejor ni hablar”, dice. Para María “N”, el “sueño” de alcanzar la frontera se desvaneció por completo. La migrante, añadió que ahora busca quedarse en México, aunque no está segura si en. Tampico. “Me gusta. Si, me gusta México mucho.
Gustaría quedar en México”. De Haití, mejor no hablar. Ya no piensa regresar. Las condiciones políticas, no permiten que puedan tener una mejor calidad de vida. “No Haití, no más”,.
A su ingreso consiguió documentos emitidos por parte del Instituto Nacional de Migración (INM). De acuerdo con los plazos fijados por la institución Federal, acude para renovar su permiso y mantenerse legalmente en el país
DE EL SALVADOR A PEDIR DINERO EN LAS CALLES DE TAMPICO
En el cruce de la calle Aduana y Carranza, esta Ovidio y su esposa. Pantalón y playera desteñida por el sol, mochila a un costado y gorra en mano piden ayuda. “Esta vaina, hermano.
Una moneda para comer, con eso nos pueden apoyar, para comer”, dijo. El mes de agosto pasado, platica, comenzó su travesía desde El Salvador, en Centroamérica. El plan es llegar a Tijuana para “brincar” al otro lado. Sin embargo, en la frontera con México fueron robados, junto con otros migrantes.
A partir de ahí, viajaron en caravanas, sobre el tren, a pie y escondidos todo el tiempo. Hace algunos días que llegaron al sur de Tamaulipas. Un tren les “ayudó” a cruzar y bajaron en la noche en algún punto cercano a la zona del Puerto de Tampico.
Durante el día, salen a buscar ayuda para poder comer y recuperar fuerzas, por las noches buscan posada en algún sitio económico. “Mira, hermano, yo entiendo todo esto, pero nada más estamos de paso. Mañana o pasado nos vamos.
¿Como nos vamos a ir? Nosotros tampoco sabemos, pero igual nos podemos quedar, hermano, y disculpa, pero andamos por la comida”, dijo antes de escabullirse entre la multitud que abarrota las calles del centro de Tampico.
Mochila al hombro y tomado de la mano de su esposa, desaparece.
POR JOSE LUIS RODRIGUEZ CASTRO
EXPRESO-LA RAZÓN
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021