TAMAULIPAS.- Terminaron los 16 días de activismo por la eliminación de la violencia hacia las mujeres y las niñas, la campaña que impulsa la ONU cada año del 25 de noviembre al 10 de diciembre, durante ese periodo se busca visibilizar las desigualdades de género, se intensifica la promoción institucional para decirles a las mujeres que se trabaja por y para ellas.
Todas y todos los servidores públicos que se colgaron un moño naranja o iluminaron su edificio con el color alusivo a la esperanza por una vida libre de violencia, han guardado para el próximo año los lazos y los focos incandescentes, seguramente harán lo mismo con los discursos.
Fueron pocos los eventos que podrían resumirse como exitosos, fue casi nula la divulgación en medios y redes sociales, lo que más resulta fueron los conversatorios virtuales entre mujeres.
Participe como oyente en varios foros, tome apuntes y concluyo que seguimos haciendo los mismo y tendremos entonces los mismos nulos resultados, bajo el mismo esquema, una panelista expone el tema de Sororidad, les habla a ellas, a que se reconozcan con dignidad y se hermanen entre mujeres para ser más fuertes y vencer al patriarcado. Las estadísticas que confirman las desgracias de la violencia feminicida fueron manoseadas en casi todos los actos, reconociendo que estamos en una emergencia nacional.
Sin embargo, no se concretaron proyectos para disminuir las cifras. Desde la colectividad, agrupaciones feministas organizaron expresiones de protesta, y otras se unieron a los eventos protocolarios para acompañar a las autoridades en su compromiso de velar por ellas.
Pero los más ausentes fueron ellos, son pocos los hombres invitados a reflexionar en estos espacios, y son menos lo que voluntariamente se unen para entender el reclamo y atreverse a romper el pacto patriarcal.
En estos 16 días, calculando la estimación diaria de feminicidios, en México han asesinado a cerca de 200 mujeres. No hay tregua. Y queda claro que, aunque se valoran importantes logros de los últimos cien años, como lo es el acceso al voto o la paridad política, aún falta mucho por hacer, sobre todo en el primer núcleo social que es la familia, pero el sistema patriarcal se niega a colocar a hombres y mujeres en igualdad para el pleno uso de sus derechos.
La igualdad sustantiva no la alcanzaremos sin ellos, por eso es importante que se les involucre tanto en campañas oficiales, como en las de la acción civil, y urge sumarlos.
EN BOCA DE TODOS / GUADALUPE ESCOBEDO CONDE