En la calle, en el gimnasio, en la escuela virtual o en el supermercado los acosadores están ahí, ni la pandemia, ni el confinamiento han cambiado las formas en que un hombre va tras su presa, solo por el simple hecho de creerse superior y arropado por una sociedad permisiva, que invisibiliza las violencias de género supuestamente sutiles.
Ahora mismo está en tendencia en tik tok, una mujer que comparte su historia y da consejos a otras para quitarse de encima a un acosador, en el video viral explica que harta de que se le arrimaran los hombres en el gimnasio para “ayudarle” en sus rutinas, decidió maquillarse unos chupetones morados en el cuello, para enviar el mensaje de que tiene intimidad con un hombre, que existe alguien que la respalda y que no está sola, es solo un ser imaginario, pero la receta le ha dado resultado en su entorno físico y en el espacio virtual, donde cerca de 2 millones de vistas le dejan comentarios, por tan ingeniosa defensa.
Esto hecho me recuerda una experiencia local, aquí en Victoria, en una tienda de celulares, la vendedora no encontraba manera de deshacerse de un supuesto cliente, que preguntaba mucho sin comprar nada, solo le quitaba tiempo y la intimidaba al observarla con obscenidad, ella le mostraba un modelo de teléfono al tiempo que le decía “mi novio tiene un igual” “mi novio dice que tiene buena memoria” “mi novio dice que saca mejores fotos”, ella remarcaba ante su acosador que no está sola, sin embargo la plática se extendía, cuando me acerco, el hombre decide marcharse, sin comprar, quizás el motivo de su visita al centro de atención a clientes fue otro, pero aprovechó su mañana para acosar a la vendedora.
Las mujeres internautas opinan que la mejor defensa para el acoso es no mostrarse sola, suponen que estar casadas o con novio, baja el nivel de la agresión, pero no siempre resulta así. Lo que sí se tiene claro es que no es responsabilidad de la víctima, ni de cómo se viste, se mueve o como habla, si sale de noche o si anda sola. Es el agresor el que debe ser cuestionado, es el acosador el que debe ser visibilizado, para que no agreda a otras mujeres.
Si no se le señala, sino se le enfrenta, no se asume como responsable de la incomodidad que causan sus chistecitos, charlas o acercamientos físicos, verbales o digitales. El INEGI nos cuenta que en sus últimos censos detectó que una de cada cuatro mujeres reporta haber sido acosada, que en el primer semestre de este 2021, ya en pandemia, de las 22.7 millones de mujeres mayores de 18 años, 5.6 millones declararon algún tipo de acoso en el espacio público y eso que mayoría seguía en confinamiento y que muchas no lo reportan porque no lo reconocen.
Muchas mujeres aun reciben el piropo como una cortesía, no como lo que es, una franca invasión a la intimidad, una violación al derecho a la vida libre de violencia, una agresión sexual que se ejerce desde el poder masculino contra el ser femenino, por su condición de género.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE