Estoy rodeado de agua, hay gente que evecua la isla pero yo he quedado. Así que aplácate poesía, estamos solos y no hay viento, apenas se respira y tengo que llegar al otro lado de mi mismo.
Un tiempo remé a mar abierto hasta que caí en la cuenta que esta no es una balsa ni un bote, debí aparecer en otro sueño donde hubiera un barco; vez al otro lado de la isla haya uno, tal vez no haya nada.
He pensado mucho y he llegado lejos. Sin embargo estoy de vuelta en la misma piedra con sólo dar un paso. Nadie ha ido más allá de sus pasos, de modo que fue fácil. Tardé una tarde perdida. Estoy aquí desde entonces pensando de nuevo.
Pude respirar y he vuelto sin aire. Quedó un refugio seco en las oquedades del momento e inexplicadamente estoy
contento. No soy europeo. Ni he cruzado el charco. Si realmente deseara cruzar el océano, podría hacerlo como contar las veces que voy al baño con un celular en la mano. Pero estoy desnudo en esta isla.
Puedo elegir entre un pedazo de terreno y mucho dinero que en está isla no sirve. Nadie vende lo que quiero ni hay quien venda un kilo. Estoy rodeado de agua salada, agua que vino del mar y se marcha. Dentro de poco quedará sólo el agua que inhunde las manos que me saludaban.
Hasta aquí el sueño. Dormido en el suelo cualquiera tiene pesadillas. La realidad se me atora en la garganta, afuera se ha levantado la raza del barrio como hace muchos años. Nada cambia. El espejo es un recuerdo que hice trizas contra el suelo. Ya no me reflejaba. Hizo lo que quiso mientras estuvo ahí riéndose de sí mismo. Este es otro siglo.
Salgo y el mundo es una fiesta. Hay maestros y doctores para todos los casos y seguidores que los puede ver uno de lejos. En realidad marcho solo y esta es mi fiesta y no me privo de nada. Comienza el asedio del pensamiento y a veces creo que soy yo quien lo asedia.
Hay momentos muy curiosos y otros extraños, momentos intensos, momentos para el olvido suministrados a cada rato. La realidad vista a los ojos nos lleva a su mundo.
Entonces podemos ver y nos da risa. Tenía 40 metros y no 250, uno puede ver que no había techo en el cielo, al menos en el perímetro que vemos los seres humanos y si es que somos algo, respiramos y ya nos levantamos con la curiosidad de vernos a los ojos del espejo. Y volvemos a equivocarnos.
El error, estigma de los perfectos, nos lleva al acierto y es todo. Nada es falso y todo es verdadero. Y sin embargo mentimos con descaro, en el sueño no lo hacemos.
La realidad impide que dejes de ver la ventana. La temperatura que hay empareja los termómetros de los aires artificiales, y hasta ahí somos iguales y republicanos. Tal vez no sintiesemos frío si alguien no lo hubiera dicho. A me me dio mucho.
A veces la pesadilla filtra momentos en la vida y uno escapa teniendo otro sueño donde se es feliz y vive con madres uno. Aunque sea un show y sea el recurso que ya se saben todos los cuates y que por lo mismo lo tiren a león a uno.
Este escrito lo realicé durante un sueño olvidado. Tuve que volver a él para recordarlo y extraer la tinta y el papel. En el silencio que me lo dice todo a la mitad del foro escribo sin memoria, sin voz como en un sueño. Ojalá lo fuese.
Uno se encuentra solo, solo en una isla, rodeado de agua mientras duerme y entonces la realidad lo rescata y uno se aferra al suelo.
A veces cuando despierto pongo cara de aquí ando, cuando en realidad quiero seguir durmiendo y entonces pienso… Y es lo mismo.
HASTA PRONTO.
POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA