Una de las armas que tienen los grandes negociadores es su capacidad de escuchar. Este punto lo subrayo varias veces en todos mis cursos de negociación, ya que es una técnica fácil de aprender y poderosa en su uso en una negociación.
ESCUCHAR.
Lo que me sigue sorprendiendo es que funcionarios, gobiernos, la oposición, el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador dejaron de escuchar hace algunos años.
Y si algo se requiere de la clase política en 2022 es un poco de silencio. Y empezar a escuchar a el presidente de México todas las mañanas asevera que va a debilita los pesos y contrapesos normales que aseguran la supervivencia de una democracia.
Escuchar lo que dice una facción de Morena a la oposición-dentro de Morena y la destrucción de los posibles candidatos presidenciales que militan en ese partido. Las públicas y documentadas acusaciones en contra del fiscal general Alejandro Gertz Manero. Escuchar y documentar lo que anuncia los no-Priistas que controlan el partido a los pocos Priistas dispuestos a reconocer públicamente su filiación política. Escuchar con mucho mucho cuidado la implosión del PAN, la traición de Movimiento Ciudadano, la preocupación de los inversionistas, los extrañamientos del gobierno de los Estados Unidos, el curioso silencio del crimen organizado en algunas regiones del país, expresiones de cautela de las calificadoras, las posiciones ante el OMICRON de la Organización Mundial de la Salud.
Pero lo más importante en el 2022 es escuchar a los ciudadanos. Y sí, las encuestas son una forma de entender lo que sienten y necesitan los mexicanos.
Pero claramente no es suficiente para entender cómo se comportarán en los siguientes años.
Paradójicamente, una de las cualidades de López Obrador como candidato era su capacidad de dar la impresión de que “escuchaba al pueblo”, viajando todos los municipios del país. Y sí, uno de los aspectos de las técnicas de una persona que sabe escuchar es el hecho de que están “presentes”. El solo hecho de hacer presencia en las áreas más remotas y olvidadas del país, claramente demostró a sus futuros electores que por lo menos estaba dispuesto a escuchar.Pero no es lo mismo estar presente y dar discursos a verdaderamente escuchar.
Como todos sabemos el presidente, desde hace muchos cuál sería la Cuarta Transformación y dejo de escuchar hace 20 años.
Y si el presidente dejó de escuchar hace muchos años, uno pensaría que la oposición y los que buscan reemplazar al presidente y a Morena en los siguientes años, intentarían escuchar lo que dice el pueblo. O por lo menos intentarlo.
Pero los partidos, posibles candidatos, la clase política en general se han dedicado a hablar, perdón a gritarse entre sí.
Ni siquiera se preocupan de dar la impresión de que quieren escuchar al pueblo. O estar presente. Y esto conllevará costos para los procesos electorales en los siguientes tres años.
Dan discursos, pero ni remotamente escuchan.
Siendo esta la ultima columna del 2021, les presento entonces algunas sugerencias de “como escuchar” que comparto en mis cursos y talleres:
-Usar lenguaje verbal para demostrar que está escuchando.
-Parafrasear repitiendo con tus propias palabras y sin juzgar lo que comunicó la contraparte.
-Identificar emociones y reflejarlo en tus comentarios sin juzgar o ser negativo.
Al usar esta técnica el negociador (o en este caso el político) puede demostrar que 1) Esta interesado en lo que está diciendo la persona. 2) Las personas se sienten escuchadas 3)
Esta técnica ayuda para que las personas compartan información y proporcionen mas detalles que ayudan hacer decisiones 4) Y lo más importante, esta técnica de escuchar asegura que no estemos malinterpretando el mensaje.
Si, lo sé, muchos de ustedes dirán cómo es posible que con estas técnicas se pueda escuchar a millones de mexicanos, o por lo menos dar la impresión de que los estamos escuchando.
Obviamente es un trabajo de años y el uso de tecnología también es importante para ese proceso.
Como dijo en 390 A.C. Diógenes el Cínico “Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar.”.
POR ANA MARÍA SALAZAR