México sufre momentos de tentación autoritaria. Los frenos y contrapesos en el poder público hoy pretenden ser ignorados y avasallados, provocando el abuso impune del poder, más corrupción, más enriquecimiento ilícito y la negación de cualquier derecho a las mexicanas y mexicanos.
Con la cantaleta de que “los derechos humanos son una invención de los poderosos”, hoy desde el gobierno federal se ha borrado del mapa a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, se han planteado reformas para volver inoperante el juicio de amparo, se ha amedrentado y debilitado al Poder Judicial y se ataca ilegal e ilegítimamente a los periodistas y medios de comunicación.
Con una saña nunca vista se calumnia, descalifica y amenaza a los profesionales de la información, abusando de la exposición mediática que brinda el servicio público y también de los recursos provenientes de los impuestos que paga la sociedad.
Como si la amenaza del crimen organizado no fuera suficiente, hoy el periodismo en México también sufre la amenaza y chantaje del gobierno federal, buscando acallar uno de los pilares fundamentales del régimen democrático en cualquier parte del mundo.
Y no se trata de un tema que afecte a unos cuantos, sino que impacta negativamente a todos los sectores sociales, los cuales ya empiezan a sufrir desinformación y manipulaciones, pero sobre todo el quebranto de sus derechos fundamentales.
El periodismo en México no es un lujo ni algo prescindible, sino la mejor defensa para hacer que la ley se aplique invariablemente, que las instituciones públicas funcionen y acaten la ley, que la desigualdad social no se normalice ni se solape, que los poderosos no abusen del desvalido, que nadie pretenda erigirse en dueño de la verdad absoluta y que todos tengamos la oportunidad de expresarnos.
Cuando el periodismo es cómodo para los poderosos, en ese momento deja de ser periodismo y deja de ser útil a la sociedad.
Su naturaleza es buscar la verdad de los hechos, indagar, preguntar y publicar los resultados de su investigación sistemática y escrupulosa.
Como ha quedado demostrado a lo largo de nuestra historia, los periodistas desempeñan un papel determinante en los diferentes procesos sociales que han tenido lugar en México y la actual situación no es la excepción, requiriéndose, hoy más que nunca, un periodismo profesional, libre, confiable, comprometido y sin ningún tipo de límite más que el señalado en nuestra Constitución, a fin de contribuir al restablecimiento del estado de derecho pleno y democrático que hoy está siendo quebrantado por la propia autoridad.
El PRI expresa su condena al abuso de autoridad del que está siendo objeto el periodismo en México y hace un llamado a la sociedad para no permitir la normalización de la violencia.
Por Alejandro Moreno*
*Presidente Nacional del PRI.