TAMAULIPAS.- Las palabras que me has dado tuvieron más palabras, mi cuerpo se disuelve y el espíritu florece, estoy demasiado frente ti. Te amo con el lado más sincero de mis lados. Como ventizca te quiero, te quiero como esperada calle, dibujada oruga caminando a esta tarde.
Sigo viendo tus ojos lunas diurnas, paseo de una atmósfera cristalina. Tus dedos son circuitos de luz, por ahí pasan las palabras, pasa una orquesta obsecada y un tren que hace un hueco. Tus dedos son miles cuando andan por mis dedos.
En el mapa del tiempo, en tu geografía eres un acto reflejo, paloma en vuelo, vienes del techo, del agua, cuando pasas inundas mis pupilas. Es una habitación mi cuerpo, y es un beso en el viaje, un aterrizaje perfecto. El día va mirando la ciudad en tus ojos, me haces sentir cerca de tus puertas, adentro de tus labios como en un parque. De aquí al café que tomo entre las manos, hay un beso, hay las locas ganas de besarte.
Te amo muchas veces como si fueses muchas, en los cristales de música, en la dicha absoluta de una metáfora. Tú eres mi corazón pero no te has dado cuenta. Cuando palpitas por dentro te siento. Yo te inventé esta casa con terraza.
Quédate ahora. Porque tengo unas palabras que sólo al oído se dicen. Porque mis manos no hayan de dónde asirse, quédate. Como se hace la noche y todos los ingredientes, con la cena y la música, el silencio quiere que te quedes.
El día te ha traído en su alfombra, en el liquen de la luna. Ya puedes abrazarme, puedo sentir la literatura de tu cuerpo en el medio ambiente de mi locura. Te quiero como eres, me gustas así sencilla como la lluvia.
Te espero y el que espera piensa mucho en lo que espera. Te espero aquí en estas palabras, con las manos sin saber dónde ponerlas. Te escribo con mi sangre en un pedazo de alma, te guardo en un vaso de mi sueño con cuerpo y todo. La vida es en tus labios un beso, nada como eso. Puedo vivir en tus manos, en un hueco, entre tus dedos escondido, perdido en un puño, enterrado en tu memoria, nacer en tu mirada de nuevo.
En el lenguaje de las manos escríbeme un poema. Haz de mi corazón un trozo de tu vida. Deja que el sol pase por el día y por la noche muchas veces y no despiertes, para besarte las veces que tú quieras.
Quédate conmigo para buscar juntos el lugar más bonito del mundo. La noche te trae a mi lado, la ciudad se llena de estrellas sitiando la plaza, arrancando palabras. Están aquí tus manos en mis manos y adivino en que casas, qué postes de luz, en que ciudad has visto estas calles. Hay signos pintados en el barro de la humedad afuera. El sol declinó abriéndose paso entre la sombra. Tu liquen de poema sale en silencio por la ventana y vuelve a su mundo de paloma.
Te daré el mundo. Te daré lo que quieras ver aun en lo oscuro. Te daré mi palabra llana de una vez dicha. Te daré mi vida, mis textos, mis trazos favoritos. Te espero y el que espera piensa mucho en lo que espera. Te espero aquí en estas palabras. Con las manos sin saber dónde ponerlas adentro de los ojos.
Me gusta tu forma de ser y de caminar. Tu silueta ondea en los jardines que te recuerdan. Te quiero ver porque me gusta tu cada calle, y la ciudad es una barcaza que me salva de tantas cosas cuando vienes.
Con tus ojos publicas poemas. Me acostumbré a leerte. Leeme las mil y una noche. Bébeme, desde una historia que me cuente cómo quieren los ojos que se quieren. Has de mi vida una ruta, una línea recta y una curva. Hasme a tu lado y cubre mis horribles imperfecciones, Hasme reír porque de eso nos alimentamos los hombres felices.
Amo tus gestos cuando me miras, tu deambular paloma, pasando sin ver mirándome, como una hojita, como lágrima que hace lloviznas. Dentro de nosotros estamos nosotros, en un grito. Y al girar te encuentro para volver a ver la calle, tu risa y tu pelo, tu taller de sueños.
De pronto es tarde en todas partes del febrero. Al andar debajo de los árboles, o frente a un semáforo, las palabras de amor en tu boca y la mía quieren besarse.
HASTA PRONTO.