TAMAULIPAS.- Y llega un día más de protesta en las calles, en los medios, en las redes, en la familia, hoy todas al unisonó levantamos la voz y el puño por todas las que ya no pueden hacerlo, las once que fueron asesinadas ayer, las cooptadas por su jefe, las que en su casa les dicen que “calladitas se ven más bonitas”, por todas, las niñas, adolescentes, adultas o ancianas que alguna vez en su vida han sentido el maltrato del patriarcado.
Sin embargo, este 8 de marzo no será igual a los anteriores, las movilizaciones de los últimos años han logrado despertar las conciencias de más mujeres que no reconocían las violencias machistas que han pasado de generación en generación como conductas cotidianas, pero que dañan tanto a tantas que sigue siendo necesario salir a protestar.
Hoy, muchas enrabiadas intentarán derribar barreras, harán pintas con mensajes de repudio a la violencia feminicida, son mujeres que seguramente tienen un trabajo, una vida o algo que hacer un día cualquiera, pero dejarán de hacerlo todo para tomar las calles, que son nuestras, para demandar justicia, igualdad y una vida libre de violencia para todas las mujeres. No, no será un día de campo, ni un carnaval, no se puede ir sonriendo a una cita que nos recuerda lo dañadas que estamos.
Por eso, ni caso tiene que la autoridad, que es omisa, pida prudencia, paciencia para que se hagan manifestaciones sin estridencias. ¿Cómo contener la furia de una madre que busca a su hija, la de una mujer violada, o la de una amiga o familiar de una víctima de feminicidio? ¿Cómo contener una ola furiosa por tanta desigualdad estructural, inequidad por género e impunidad?
Y así, mientras miles toman las calles en todo el mundo, varias instituciones buscarán entretener a las demás con conferencias, talleres, concursos y carteles de una conmemoración que ni debe ser, habrá platicas de superación personal, de falso empoderamiento con la belleza y de simulación de que todas y todos somos iguales.
Pero, la conmemoración de este día no es una celebración a la mujer por ser femenina, no las feliciten, ni les regales flores, ni pañuelos morados, no es el caso. Esta es una fecha importante para recordar a las activistas que han luchado por los derechos humanos en muchas partes del planeta, hoy especialmente es por la mujer trabajadora, se recuerda a las pioneras del feminismo que obtuvieron logros laborales para todas, también es por las presentes y futuras generaciones de mujeres, que todos los días, afrontan sus propias luchas para combatir la desigualdad, discriminación y todo tipo de violencia de género.
Históricamente la mujer ha sido violentada y relegada por el sistema patriarcal, pero ya no se nos puede seguir reprimiendo, ni callando, ni escatimando una igualdad sustantiva, y la batalla frontal no es contra un presidente, gobernador o juez, es contra todos los agresores y sus cómplices, los que fingen ser aliados para defender a las mujeres, pero en la práctica se niegan a romper al pacto patriarcal.