CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS.- Un microbús le arrebató la vida al pequeño Santos Jesús de 13 años, quien a tan corta edad y pese a su discapacidad, había decidido vivir con su abuelita, ya que no quería estar con la mamá por el trato que recibía.
La señora Genoveva Simón Tenorio, siempre se hizo cargo del menor, quien le ayudaba a vender la verdura que lograban recoger de la central de abastos de Altamira, «yo le abrí a media noche cuando venía bien espantando de ella, yo le abrí la casa y desde entonces estaba conmigo, muchas veces le dije que si quería volver con su mamá y me dijo que no por la vida que ella le daba».
«Era un niño demasiado juguetón, no veía si había dificultades, veía el modo de sacar una sonrisa, muy amigable y por eso hubo mucha gente en su velorio, les agradezco mucho, les dolió mucho la partida».
El 19 de marzo, una presunta falla mecánica de un microbús de la ruta Nuevo Tampico -Altamira, provocó que el menor fuera arrollado cuando iba a bordo de una bicicleta en la Avenida Monterrey tras realizar un mandado.
Santos Jesús acudía al Centro de Atención Múltiple «Luz Estela Céspedes García», ya que tenía déficit de atención, pero esa condición no le impedía para estar al pendiente de su familia.
«Íbamos a la central de abastos a recolectar la verdura porque yo no la compraba, no tenía el dinero, yo recolectaba lo que tiraban para sacar adelante a mis niños adelante, ellos dependían de mi».
El día del percance lo empezaron a buscar porque no había llegado a la casa en la colonia Ampliación Revolución Verde y al revisar el Facebook se dieron cuenta que era él porque identificaron la bicicleta.
«Yo estaba desesperada que no llegaba, salimos a buscarlo por todos lados y a mi hija Estrella se le ocurrió buscarlo por el Facebook y esa fue la primera impresión que vimos, que ya me lo había apachurrado el micro, que el niño ya no estaba con nosotros y así me enteré».
Para la señora Genoveva, su nieto era un pan de Dios y que eso se reflejó por la gran cantidad de gente que los acompañó en él velorio y sepelio, «creo que a él le hubiera gustado que yo me quedara con ese apoyo, he sufrido aquí y creo que es lo justo, cuando yo me enfermaba estaba a lado mío».
«Se fue y ahora me siento como sola, siempre andaba conmigo, donde yo andaba vendiendo verdura, me ayudaba a empujar porque ya no tenía las fuerzas a causa del azúcar, ya no me deja como antes».
Por Oscar Figueroa
La Razón