TAMAULIPAS.- Ya no podemos fingir demencia. Con el ataque frontal a las instituciones democráticas (INE y ahora IECM), el escenario es claro: Morena atenta contra nuestra democracia. Vamos a la restauración del autoritarismo.
Al principio, con la avasalladora victoria, hubo desconcierto. Un gobierno de izquierda podría frenar las desviaciones. Corregirían su discurso. Bienvenidos. Empezaron los rumores de la intentona reeleccionista, “Sufragio efectivo, voto libre para los mexicanos” se escuchó el 5 de febrero de 2019 en el Teatro de la República.
La reelección fue tema negado, pero recurrente. Después empezaron los ataques a los órganos autónomos. Banxico, CNDH, Cofece, CRE, CNH, IFT, INE, Inai, IECM, etc., todas bajo amenaza. La cantaleta justificadora fue la misma: disminuir el gasto excesivo, acabar con los ¿lujos? Sin mostrarlos. Pero, ¿y las estancias infantiles y los refugios para mujeres? ¿Por qué? Quisieron ampliar la SCJN con una sala más para poder proponer ministros y controlar. Algo no cuadraba. La destrucción había comenzado.
La duda se extendió: ¿habrá un proyecto autoritario detrás? Sonaba paranoico. Reaccionarios, traidores, fifís, conservadores, corruptos, defensores de los peores intereses.
El megáfono presidencial al servicio de la bajeza, de la polarización, de la amenaza como fórmula de gobierno. Pero la bruma se fue dispersando, la austeridad era un pretexto para debilitar a las instituciones y hacerlas disfuncionales frente a la sociedad. Ataques al Inai y manga ancha para las licitaciones a modo. De nuevo: un autoritarismo que había que desnudar. ¿Por qué zaherir al sector salud? Pero muchos pensaron que no se atreverían a desmantelar a los pilares de la democracia.
No fue así, con prisa se lanzaron a ampliar el periodo de la presidencia de la SCJN. En paralelo propusieron a los que consideraron incondicionales para ocupar ahí sitiales. Primero va la lealtad. Las sorpresas no pararon.
¿Alianza con los narcos? ¿Nos queda alguna duda? Acoso a los periodistas, a organismos de la sociedad civil, a opositores, uno tras otro. Surgió la alianza opositora, producto de la desesperación y del sentido común: unidos podemos. En 2021 rindió frutos y muchos. De 30 millones para Morena y aliados en el 2018, a 21 en el 2021. La CDMX, a mitades.
Pero aun así pareciera que los opositores no asumen el papel histórico que les toca jugar: se trata de salvar la vida democrática de México, así suene melodramático. Deben dejar atrás las vanidades y ensoñaciones. Con altura de miras, el hoy indefendible presidente del PRI debería ¿renunciar, pedir licencia?, distanciarse mientras es investigado, para así no entorpecer la alianza. Si quiere pasar a la historia, MC debe aliarse y dejar el juego en solitario.
El domingo veremos las consecuencias de las vanidades.
Morena puede ganar cinco gubernaturas. En alianza total, la oposición pudo haber invertido el resultado. De ser así, el PRI quedará reducido a su mínima expresión territorial.
El PAN disminuirá en gubernaturas. MC no ganará nada y el PRD seguirá tambaleante. Ganará Morena. Ya no hablemos de lo que el sentido común indicaba. Todavía pueden incidir declinando a favor del candidato opositor puntero, la declinación, como ocurre en otros países, es un acto de realismo y de principios. En los hechos, después de las encuestas, se trataría de una segunda vuelta con posibilidades de sacudir la balanza. Declinen, háganlo en grupo y ya para así mostrar unidad en los principios y prioridades.
Lean con claridad. Morena pagará alrededor de 6 mil mdp extras por la refinería de Deer Park, pero pretenden “ahorrar” quitándole 52 mdp al Instituto Electoral de la CDMX. La toma de casetas de peaje costó al erario 7 mil mdp, pero pretenden “democratizar” a México amputando a los órganos electorales. ¡Qué más necesitan ver!
O caeremos en el terrible… si hubieran…
Pueden crecer o terminar como enanos.
No finjamos demencia: es la apropiación del país.