TAMAULIPAS.- La semana pasada se comentaba sobre la posibilidad de un alza de tasa de interés en nuestro país, derivado de las decisiones de política monetaria que se están desarrollando en el país vecino del norte. Y tal cómo se mencionaba en la columna anterior, Banco de México aumentó su tasa de interés a 7.75%, derivado de un escenario preocupante respecto a la inflación, la cual se registró en 7.88%, el nivel más alto en poco más de dos décadas.
Estos niveles de inflación se deben al elevado aumento en el precio de los alimentos y energéticos. Cabe mencionar que otros aspectos que se consideraron para el alza de tasas fue las presiones derivadas del conflicto geopolítico entre Ucrania y Rusia; y las medidas de confinamiento en China por un rebrote de covid.
Ahora bien, aquí hay dos temas muy importantes en los cuales hay que poner atención. El primero de ellos es la tasa de interés, puesto que será una decisión que impactará al bolsillo y por ende a las finanzas familiares. Lo primero en lo que hay que poner atención es que, si contamos con un préstamo de tasa variable, este sufrirá un aumento en el pago de intereses, ya que el costo del crédito será mayor, así que identificar las condiciones en las que hemos adquirido un crédito debe ser primordial.
Por lo tanto, si no se cuenta con algún préstamo, pero se tiene en mente adquirir uno es necesario saber que el costo de ese crédito será mucho mayor y el precio que se pagará por el uso de esos recursos será extremadamente altísimo.
Por otro lado, el tema de inflación es realmente una temática a la que no se le debe perder la pista y sobre todo tener en el radar. Recordemos que la inflación hace referencia a un aumento generalizado en el precio de bienes y servicios, lo que significa que los productos que se están comprando son cada vez más caros. Esta situación es visible si se compara el precio de muchos de los productos de consumo, como las tortillas cuyo precio pasó de 15 a 22 pesos por kilo, o la calabacita cuyo valor era de 5.90 y ahora se compra en 34.50 promedio; y eso sin señalar productos energéticos, como el gas LP de 30 kilogramos que de 548 pesos ahora se compra en 754 pesos.
De forma tan sencilla es posible observar los estragos de la inflación, así que para poder mantener a este fenómeno a “raya” del bolsillo, lo primero que no se debe olvidar es que hacer un presupuesto es de vital importancia, puesto que busca la manera de optimizar de mejor manera los recursos económicos que ahora se tienen.
También es importante reducir los gastos hormiga que no están en el presupuesto y que no están relacionados con la canasta básica, puesto que estos gastos pueden llegar a mermar los ingresos que hasta ahora se hayan presupuestado.
Y es importante no dejar de lado las iniciativas de inversión, puesto que recurrir a instrumentos de inversión de corto plazo pueden ayudar a evitar que nuestro dinero pierda valor frente a la inflación. Así que es momento de tomar decisiones activas que ayuden al bolsillo y a las finanzas familiares para protegerse de estos fenómenos económicos.