TAMAULIPAS.- Con una mezcla de dolor, rabia y terror, aquí estamos otra vez los periodistas sufriendo la muerte violenta de uno de los nuestros, de ANTONIO DE LA CRUZ reportero de Expreso/LaRazón, al que cuatro balas le quitaron la existencia ayer en Ciudad Victoria.
Así es mis queridos boes, la muerte de Toño es ya parte de la estadística que suma 12 periodistas asesinados este año en el país, 37 en lo que va de la administración de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Tras su asesinato vino lo de siempre, la retahíla de lamentos, de condolencias, de mensajes de empatía con el gremio y la promesa tan repetida de que la muerte de nuestro compañero no quedará impune; se llegará hasta las últimas consecuencias, como dice el machote oficial en estos casos.
Las cuatro balas que cobraron la vida de Toño, confirman que este año, el 2022 ya se perfila como el más mortífero para los periodistas de México, por lo menos desde el 2000 en que se comenzó a registrar la ejecución de comunicadores.
Las mismas 4 calibre 40, también confirman al país, a este el México de la Cuarta Transformación, como el sexenio más mortífero para los periodistas, al sumar 37 en apenas 3 años y medio de gobierno, mientras que con VICENTE FOX fueron 22 en seis años, FELIPE CALDERÓN 48 en seis años y ENRIQUE PEÑA NIETO 47 también en seis años.
Es decir que en casi 22 años, los periodistas mexicanos hemos escuchado, visto y leído por lo menos 162 promesas de justicia, de llegar hasta las últimas consecuencias, pero de estas la inmensa mayoría solo se han traducido en impunidad.
Y es esa impunidad la ‘invitación’ a que en México se sigan matando a periodistas, porque hacerlo casi nunca tiene consecuencias, porque quien debe hacer justicia, por lo menos en este sexenio casi todas las mañanas, por no decir que todas, se muestra al país como enemigo de los periodistas.
Claro, es el presidente LÓPEZ OBRADOR quien todas las mañanas arremete contra periódicos, televisoras y periodistas que se atreven a criticarlo y eso lanza una señal de desprecio a quienes ejercen este oficio.
Que todos los días AMLO denueste a los periodistas por lo menos manda el mensaje de que no los respeta, no los considera y lo que les ocurra no va a generar en él una reacción de Estado, como si ocurre en otros países cuando se mata a un comunicador.
La muerte de Toño es muy posible que quede impune, porque la regla indica que eso es lo qué pasa la mayoría de las veces, hoy en la mañanera vendrá seguramente la condolencia presidencial, la exigencia de que se aclare y se proteja, pero luego o a más tardar mañana, ahí mismo los ataques presidenciales van a seguir.
Toño deja una redacción de Expreso/LaRazón con un hueco que no se podrá llenar, nos deja a quienes le vimos crecer como periodista con rabia, miedo, angustia y dolor, porque hoy tenemos que despedirnos de un buen compañero, de un excelente padre de familia, de un buen ser humano.
Y si, como decía arriba, otra vez nuestra exigencia es de justicia, con pocas esperanzas de que esto ocurra, pero con la convicción de que en nosotros no quedará en el olvido ese reclamo.
A la familia de Toño mis más sinceras condolencias, a Dios la súplica de que su hija, herida en el atentado le salve y al gremio de periodistas que ayer fuimos sacudidos con la terrible noticia, un fuerte abrazo.