TAMAULIPAS.- Hasta ahora no hay formula o alimento que sustituya los beneficios que da una madre al momento de dar de mamar, el amamantamiento, dice la RAE es la forma natural, normal y específica de la especie humana (quiere decir madre) para alimentar a sus hijos e hijas.
En México, casi el 30 por ciento de los recién nacidos reciben la lactancia materna como alimento exclusivo o, dicho de otra forma, siete de cada diez lactantes reciben sucedáneos de leche, muchos de estos son solo sustitutos que se han posicionado con publicidad engañosa para alterar un ciclo biológico.
La CNDH en reconocimiento a la lactancia materna sostiene que es un derecho de los infantes y de la madre, que los neonatos tienen derecho a una alimentación nutritiva para un desarrollo integral y saludable, y que a ninguna mujer debe impedírsele el ejercicio de este derecho. Entonces para asegurar estos derechos El Estado debe promover la eliminación de los obstáculos sociales, laborales y culturales que limitan o desincentivan su práctica, además de que debe generar las acciones que les favorezcan.
“Las mujeres tienen derecho a recibir información, orientación y atención médica especializada” para estimular el periodo de lactancia. Y por iniciativa de colectivas de mujeres como las “Lactivistas” es que desde el activismo social se busca normalizar la lactancia materna, porque todavía lactar es algo de pudor y moral, se han hecho algunas reformas legales, pero no son suficientes.
Como la menstruación, las mujeres en período de lactancia, esconden su condición natural, por los prejuicios sociales, hacen malabares para cumplir sus funciones laborales o sociales y volver corriendo a casa para dar, casi a escondidas hasta de la familia, el alimento al recién nacido. Aun se avergüenzan si se les sale la leche o limitan sus salidas para no tener “accidentes” en público. Muchas dejan de amamantar por las obligaciones del trabajo.
Aunque se reconoce que en México el bajo índice de lactancia materna es ya un problema de salud pública, no se avanza en las políticas que cambien las estadísticas, no existen los lactarios que se prometieron a madres trabajadoras, no hay mejoras en los horarios laborales para que puedan amamantar y menos hay campañas de sensibilización que ayuden a la comunidad a visibilizar este momento como algo natural.
La primera semana de agosto, se promociona a nivel mundial el amamantamiento de los recién nacidos, se exponen las bondades de esta práctica tanto para la madre como para el infante, y se proyectan foros y debates que elogian el ejercicio natural de dar leche, sin embargo, como cada año al paso de la efeméride se vuelve a la tradición patriarcal de mirar de reojo y con morbo a quien decide sacarse el pecho en el transporte, la oficina o cualquier espacio público para amamantar.
