TAMAULIPAS.- El amor y apoyo de la familia, siempre serán algo importante en esta vida, pues si están ellos para tí, todo podrá ser más fácil o menos difícil, según lo quieran mirar… más aún cuando tienes 15 años y quieres iniciar el camino al sueño de ser jugador profesional, como Ricardo Alonso, futbolista tamaulipeco, oriundo de El Mante.
Ricardo comenzó desde pequeño en el fútbol, el deporte más popular en México; siempre con la ‘espina’ de poder ser jugador profesional “como los que salían en la televisión”, pensamiento que tienen la mayor parte de los niños y ahora niñas en el país. A los 13 años, tras destacar en diferentes torneos estatales y nacionales, captó la mirada de los visores, y fue el cuadro de los Rayos del Necaxa, quien logró quedarse con uno de los grandes talentos tamaulipecos.
A más de 560 kilómetros de distancia, fue el destino: Aguascalientes. Prácticamente inició una nueva vida, pues dejó todo… su casa, amigos, parte de la familia, sólo cargó con una maleta de ilusiones y ganas de llegar a ese sueño, “fue difícil, estar lejos de casa, de mi ciudad, fue un cambio radical”, indicó Ricardo.
Pero en ese momento se demostró el amor que tiene su familia pase lo que pase sea cual sea la circunstancia; “él iba a visorias, se supone era una semana, pero el primer día ya nos pedían los papeles de él, se iba a quedar”, contó su madre Ozma Verónica Cisneros.
Tras firmar contrato y hacer todo el registro, era un hecho: Ricardo se iba a quedar en Necaxa y empezar a buscar su sueño de llegar a primera división; “lo empezamos a platicar mi esposa y yo, yo siempre he andado con él, cada que podía, hoy era más difícil para mí, así que decidimos que ella (mi esposa) fuera la que se viniera a Aguascalientes”.
“Llegamos ahora sí como dicen como la India María, con maletas, cajas y todo en el autobús. No sabíamos ni dónde nos íbamos a quedar, buscamos en Facebook cuartos de renta y fue la solución, así empezó toda esta aventura”, indicó Ricardo Alonso papá, quien dejó a su esposa e hijo en la ciudad hidrocálida, “yo tenía que trabajar, tenía una veterinaria en El Mante, desde allá les mandaba dinero”.
La situación fue difícil para Ricardo hijo y su mamá, pues fueron meses en los que su papá, sólo podía darse visitas express, ya que tenía que cumplir con sus ocupaciones en Tamaulipas, “después de varios meses, decidimos que ya tenía que estar allá, ahora sí dejamos más de 40 años de vida en El Mante, yo cerré mi negocio, malbaraté muchas de las cosas que teníamos, pero necesitaba el dinero para poder irme”, contó Ricardo papá.
El inicio de una nueva vida; son bendecidos
Ricardo en el fútbol respondía, pero por lo pronto, fuera de cancha tenía algunos pendientes… pues su padre apenas llegaba, su mamá se dedicaba a labores del hogar, por lo que su papá tuvo que aventurarse a ser guardia de seguridad, la desventaja es que era en tiempos de Covid, “yo tenía que atender a fácil más de mil personas, era un edificio muy grande en el que trabajaba, eso me daba pendiente a mí, pues si me daba Covid, ¿donde me iba a aislar? teníamos una casa muy pequeña, era imposible, empezamos de cero, no tenía de otra y así trabajé vario rato”.
Pero la bendición y suerte siempre han estado con ellos, conocieron a un par de personas que eran justamente de El Mante, pero ya radicaban allá y tenían un negocio, ellos conocieron el caso de los Alonso Cisneros, por lo que decidieron ayudarlos; Ricardo y su familia, encontró en ellos unos grandes aliados, “son dos personas que nos han ayudado demasiado, yo les estaré muy agradecidos, me dieron un trabajo más seguro y sobre todo con flexibilidad para poder acompañar a mi hijo”.
Su mamá no se quedó atrás, pues hizo válida su habilidad para hacer manualidades, “empezamos a vender pulseras y cosas de ese estilo en el centro de la ciudad; los fines de semana nos vamos a vender a la plaza principal, aquí hay mucho turismo y gracias a Dios no va bien, podemos sacar para completar con el salario de mi esposo”, detalló Ozma Verónica. “Hemos hecho de todo, somos gente de trabajo, siempre lo hemos sido, ahora no será la excepción”, agregó
Ahora Ricardo se siente como en casa (El Mante), pues tiene a su mamá y papá junto a él… tiene a quienes lo despierten cuando la alarma no se escuchaba en su profundo sueño, “nos acoplamos a la nueva vida, tenemos que despertar a las cinco de la mañana, porque para antes de las 6, tenemos que ir a buscar el camión para llevarlo al entrenamiento, regresamos, comemos y después lo dejamos en la escuela y uno se va para el trabajo para después regresar a la casa”, contó Ricardo papá.
‘Mi mejor amigo’
Ricardo hijo siempre ha estado de cerca con sus padres, pero es con su papá con quien ha llevado una relación más estrecha, pues comparten muchos gustos, sobre todo el del fútbol, “yo lo entrené desde chico, me dedicaba a entrenar niños en El Mante y él estuvo conmigo, puedo decir que es mi mejor amigo, siempre se lo he dicho, ‘si necesitas algo, puedes contar conmigo, soy tu papá pero también tu amigo’, platicamos, hemos reido, llorado, todo juntos”, expresó Ricardo papá.
Ambos recuerdan un par fotos que publicaron en redes sociales, en la que se mira a ambos caminando hombro a hombro… la primera foto cuando Ricardo tenía alrededor de 11 años y caminaba en un terreno de terracería junto a su papá rumbo a un partido, en la otra foto, ya como jugador del Necaxa, la misma escena, pero diferente lugar.
“Esa foto me recuerda mucho todo lo que hemos vivido como familia, todo lo que hemos hecho por nuestros hijos, no sólo por Ricardo, esa foto siempre la tengo en mi memoria”, dijo el papá, mientras que Ricardo hijo, fue contundente, “me hizo llorar cuando la publicamos, se me salieron algunas lágrimas, porque significa mucho para mí, todo lo que ha hecho mi papá y mamá por estar conmigo, siempre les estaré agradecido”, confesó.
Sin arrepentirse
El dejar casa, familia, amigos, ciudad, practicamente un vida, para aventurarse como la ‘India María’, no es causa de arrepentimiento para los papás de Ricardo, quienes confiesan han sido meses muy complicados, pero nada que el amor de familia no pueda vencer.
“De verdad que no nos arrepentimos, ha sido muy complicado sí, pero no cambio nada de esto, el ver a Ricardo ser feliz, tener alguien de su círculo, nosotros saber que está bien, darle lo mejor que podamos y sobre todo verlo jugar y poder disfrutar el camino a su sueño, no tiene precio y lo volvería a hacer una una y mil veces más y creo que hablo por mi esposa también”, expresó.
Quiero regresarles algo de lo que me dan
Ricardo Alonso es claro y sabe de todo el sacrifico que han hecho sus papás, con apoyo de muchos amigos y familiares, por lo que no lo duda y espera un día recompensar todo.
“Un día sea como jugador o como profesionista, quiero darle a mis papás y a todos los que nos apoyaron algo de lo que nos dieron, soy muy agradecido y espero cumplir. Me motiva saber todo lo que ellos han hecho para estar conmigo y no los defraudaré”.
Así la vida demuestra lo que el verdadero amor de familia, amor de papá y mamá, son capaces de hacer por los hijos, para cuidarlos, ayudarlos y estar con ellos en los momentos claves de la vida y en la búsqueda de los sueños, y los padres de Ricardo no son excepción y cumplen una frase famosa de Roland Warren, “Los buenos padres hacen tres cosas: proporcionan, nutren y guían”, así, Ricardo y Verónica, han proporcionado amor, nutrido de ejemplos y guiado por el buen camino a sus hijos y ‘Rika’ que hará lo suyo en el terreno de juego y dejará todo en la cancha por cumplir su sueño que es llegar a Primera División y regresar y agradecer así el amor incondicional.
POR DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN