TAMAULIPAS.- -¡Vecinoo! – grito desde media cuadra doña Mague – ¿siempre qué pasó? ¿sí vamos a estrenar gobernador o no? – Si doña Mague, no se preocupe, ya se resolvió ese asunto – le respondió el Caminante – ¡Ay bendito Dios qué bueno que todo se aclaró! ¿pero, pues que era todo eso que alegaban en contra del doctor? – pregunto la señora mientras guardaba un kilo de tortillas en una bolsa de plástico. – Eran varias quejas por las que pedían que se anulara la elección, pero los meros meros de lo electoral ya decidieron qué no hay motivos para eso – le explicó el vago reportero.
Eso fue todavía el jueves, cuándo se dio el fallo que avaló la elección de gobernador en la que resultó ganador el médico Américo Villarreal Anaya. Asi cómo doña Mague, un montón de personas traían “a gorro” al Caminante, pues estaban preocupados de que no dejaran tomar posesión a su ‘gallo’. – Es qué son fregaderas oiga, de por si quedaron bien quemados de que nunca supieron gobernar el estado, y todavía andaban peleando el hueso – comentaba Don Catarino al Caminante – desde que llegaron al poder solo se dedicaron a ignorar a Victoria, toda la obra se iba para la frontera, y aquí la capital estaba muy olvidada, convertida en un muladar, ya la gente estaba muy harta, yo no sé porque les sorprende qué les hayan dado a la espalda – decía un tanto “enmuinado” Don Catin. –
Pues, eso ya quedó atrás, ahora hay que estar al pendiente de este nuevo gobierno – dijo el Caminante – yo espero que sea una historia antes y otra después de este cambio de colores. – Ándele, eso es lo que yo también espero, ahora como ya tanto el presidente la república, cómo el gobernador y el alcalde son de la misma línea, ojalá que se puedan poner de acuerdo para que esta ciudad qué fue engañada, burlada, saqueada y olvidada pueda recuperar un poco de su brillo de antaño – exclamó entre suspiros el ‘viejón’. Llegó el sábado y el Caminante fue a surtirse de verduras y legumbres. Curiosamente, el encargado de la caja, no tenía esa expresión de enfado y cansancio que suele tener casi todo el tiempo.
El vago reportero, quién es su cliente desde hace años lo miró, y no pudo evitar tirarle carrilla. – ¿Quiubo mi Chato, y esa cara de felicidad? ¿Ahora sí lo mando bien desayunado la comadre? – ¡Hoy nada va a poder echarme perder el día, mano, hoy sí ando bien rete contento! – ¿Y eso? – ¿Pues no ves que hoy toma posesión el gobernador? ¡por fin se acabaron seis años de terror! ¡ya parecía que esto nunca se iba a terminar! – ¿Porque de terror Chato? –
Es que desde hace seis años el gobierno del estado nos mandó a la banca, no cerró la puerta a todos los proveedores victorenses, ¡nada se compraba aquí! – Si supe, Victoria estuvo castigada mucho tiempo en ese renglón. – ¿Sabes cuál fue el colmo? en la primaria que estudiaba mi hijo el más chico, los desayunos escolares llegaban medio agrios y no entendíamos porque, hasta que nos enteramos que los hacían en Reynosa, nada más para no comprar los en la capital, y ya llegaban medio echados a perder, ¡eso ya es mucho ‘no tener madre’! – respondió Chato, que por un momento casi vuelve a su típica cara de pocos amigos. –
Yo espero que ahora sí nos vaya bien a todos, ya nos merecemos una apapachadita – suspiraba Don Manuelito mientras parchaba la llanta de una moto a un cobrador de banco Azteca – ya la ciudad no aguanta más desaires. Desde los tiempos de Cavazos Lerma, que no se veía la ciudad jodida cómo entonces. –
¿Y usted cree que ahora sí se vayan a componer las cosas Don Manuelito? – ¡Pues yo qué chingados voy a saber! ni que fuera Mhoni vidente, pero lo que sí sé es que a mucha gente le ha regresado la esperanza, está muy ilusionada con el doctor, que por lo menos será un gobernador nacido aquí en Victoria, y no un ‘siete suelas’ de la frontera como “ya sabe quién”.
La mañana en que el doctor Américo tomó posesión, doña Carmen andaba tan contenta que hasta le dio por preparar un mole. – Es qué ahora sí tenemos motivos para celebrar, ¡ya tenemos nuevo gobernador! ¡y uno de a deveras! – ¿Y de puro gusto le va a hacer un molito a Don Agustín? – pregunto el Caminante. – ¡Y con pollito fresco del que le gusta a mi viejo! Asi como estas, el Caminante ha recopilado un montón de expresiones de esperanza y beneplácito, por el nuevo gobierno que comienza.
No es un secreto que la administración anterior le quedó a deber mucho a esta ciudad qué le dio todo para llegar al poder. Pero eso quedó atrás, en un pasado en la capital entera quisiera olvidar, y que ahora se entrega por completo un nuevo proyecto. Esperemos qué las expectativas de la población sean cumplidas. Tengamos fe.
POR JORGE ZAMORA
EXPRESO-LA RAZÓN