TAMAULIPAS.- La alianza PRI-PAN-PRD dejó de existir después de padecer enfermedad terminal que la llevó a la tumba. Desde luego que esto significa un fracaso más para la reacción que soñó derrotar a Morena en el 24 manteniendo lo que desde el principio fue calificado como error y más que eso, aberración.
En este caso el columnista opina que dicho amasiato nació muerto por carecer de amor sincero, sea que se trató de un acuerdo tan frágil como los matrimonios de conveniencia que “truenan” antes de concluir la fingida “luna de miel”. Y con mayor razón si en el asunto participan tres con ambiciones e intereses diferentes que obligan a la ruptura con derecho a divorcio violento.
Usted dirá que como en toda relación, el coqueteo también influyó en este penoso caso. Está en lo justo si recordamos que el mentado “Alito”, Alejandro Moreno Cárdenas fue sorprendido en citas clandestinas y secretitos al oído con Adán Augusto López el titular de Gobernación quien en cuestión de “grilla” se las sabe de todas, todas. Fue a partir de ahí que el panista Marko Cortés y el perredista Jesús Zambrano confirmaron la infidelidad tricolor concretada en la reciente aprobación del senado para la permanencia del ejército en las calles hasta el 2028.
Pero deje que la cosa se complica cuando también el PRD dio el sí a la señalada iniciativa dejando a Zambrano colgado de la brocha “y sin cara” para seguir viviendo de la farsa opositora. Y no solo eso porque el dirigente afronta la división de su partido que parece definitiva para desaparecer después de mantenerlo en respiración artificial los últimos años.
Los conservadores entonces pierden a su mejor instrumento para combatir a la 4T y han de lamentar que, por el contrario, Morena se fortalezca ampliando las perspectivas de permanecer en palacio nacional por tiempo indefinido.
El amasiato PRI-PAN-PRD nació muerto, digo, desde que a petición de Enrique Peña Nieto firmaron la mayor traición a la patria contenida en el Pacto por México mediante el cual avalaron la serie de reformas que condujeron como sabéis, a la enajenación del país a manos del capital privado.
Desesperada la oposición también apuesta por la salud del Presidente, ubicándolo en artículo mortis, es decir, en un tris de abandonar este mundo cruel y AMLO como que disfruta al aclarar que efectivamente padece males propios de la edad y de las condiciones en que ha enfrentado la vida. (No se apena al decir que “fue aflojado en terracería”), aunque conserva energías suficientes para mantener “las mañaneras” al cien, (y amenaza con ampliarlas al fin de semana), dándose tiempito pa’ echarse sus “palomazos” en los campos de beis. Sus adversarios quisieran que apareciera triste, ojeroso, cansado y sin ilusiones, pero sucede lo contrario y eso los frustra y enardece hasta perder la figura y el decoro.
Total, eso de “Va por México” duró un año, nueve meses y tres días y pudo ser menos, pero AMLO generoso alargó su vida, “pa’ tener con quien peliar” y no pasársela nomás de aburrido.
LA COSTUMBRE DEL PODER
Mientras tanto ni como sustraerse al escándalo político-judicial que afecta a Tamaulipas. Creímos que las cosas se pospondrían dando prioridad a lo que realmente importa al estado, pero resulta que hay intención de arreglar paradas, aclarar lo debido y etiquetar responsabilidades a la brevedad, aunque lo más probable es que en tales afanes han consumirse semanas, meses, años y pue-que hasta sexenios.
Los rencores están frescos y las justificaciones prontas a convertirse en testigos protegidos de la dolorosa transición que muestra a flor de piel sus debilidades marcadas, ahora vemos, por los titubeos de lo que empieza y el manejo duro de los protagonistas del pasado que acomodan la oportunidad a su causa.
Se trata más que nada, de una sacudida mediática, (mientras no se demuestre lo contrario), que no sabemos hasta dónde llegarán sus efectos. ¿El escándalo resultará benéfico para la entidad o el morbo se impondrá como remedio a la inquietud social?.
En el escenario que vivimos hay presunciones, especulaciones y una gran dosis de incredulidad. Y es que el sistema de justicia tradicional siempre deja fuerte olor a azufre por donde transita. Por lo pronto acusados y acusadores velan armas en espera de entrar a escena y realizar la mejor de sus actuaciones.
Lo cierto es que no hay nada para nadie, por lo tanto, haga oídos sordos al chismorreo que vuela entre aspirantes o funcionarios deseosos de hacer méritos desde la primera quincena.
Y hasta la próxima.