8 diciembre, 2025

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Se lo hicieron ‘de a gratis’…

Para la gente mayor es difícil entender a las generaciones actuales, pero el respeto es la base de la convivencia pacífica

El Caminante intentó hacer una maniobra evasiva para no toparse con Doña Carmen, una señora que fue su vecina cuando vivía en la colonia Independencia, ahí por el rumbo del ‘Rolo’, hace más de diez años.

La doñita siempre se caracterizó por llevar y traer chismes por todo el barrio y su sola presencia hacía (literalmente) huir a los presentes.

Pero la táctica le falló al vago reportero, que caminaba por el rumbo del 6 Juárez, al ir a comprar las croquetas de sus perros. – ¡Vecinooo! ¡qué milagro encontrarlo! – dijo la señora al tiempo que le extendía la mano. – ¿Como esta Doña Carmen? ¿cómo le ha ido? – respondió el Caminante. – Mal – contestó la mujer cambiando radicalmente la expresión de su rostro. – ¿Cómo que mal? ¿pues que le pasó? – ¡Ay vecino, aaay vecino! ¡mi nieta! – ¿Brizeida? – No, Brizeidita muy bien, fíjese que ya terminó la carrera y agarró chamba en la fiscalía, es un amor esa niña… ¡noo! ¡Antonieta la mas chiquita! – ¿Qué le pasó? – preguntó el Caminante ya un poco preocupado – ¡Ay mi Antonieta! ¡aaay mi pecosita! – ¡Doña Carmen por Dios! ¿qué le pasó a su nieta? ¿está enferma? ¿le hicieron algo? – No gracias a Dios no fue eso… ¡pero pasó algo terrible!

En un segundo, una ola de pensamientos catastróficos pasaron por la mente del Caminante, mientras la mujer se limpiaba un par de lágrimas con un paliacate. – Pues fíjese que mi Antonieta, a sus 17 años, nos dio la terrible noticia… – ¿De qué? ¡ay Doña Carmen! no me tenga así ¡Ya dígame que le pasó? – ¡Ay vecino! se lo cuento a usted porque yo sé que es muy discreto, y le tengo mucha confianza, pero pues resulta que mi nietecita pues… pues… – ¡Pues qué! – Pues salió con su ‘domingo siete’. – Domingo sie… ¿o séa que está embarazada? – ¡No! – ¿Ah no? – No bueno, estuvo pero ya no… – ¿Abortó? – ¡No cállese! ni lo mencione que nos condenamos nomaás de decir semejante atrocidad… – Pues ya no entendí Doña Carmen, dice que Antonieta estuvo embarazada …¿pero ya no? – No ya no, ya nació el bebé. – ¡Aaaah! pues por ahí hubiera empezado.

O sea que Antonieta tuvo un bebé. – ¡Si bien chulo mi Tadeo de Jesús! – exclamó la doñita al tiempo que buscaba en el celular una foto del infante – ¡mire nomás qué chulada! se parece bastante a mi difunto viejo, ¿a poco no? – Híjole Doña Carmen, es que yo no conocí a su esposo, pero está bonito el nene.

Pero todavía no entiendo cuál es la tragedia aquí, si los hijos siempre son bendiciones de Dios. – ¿Cómo que cuál? ¡pues que se lo hicieron ‘de gratis’! – ¿’De a gratis’? no entiendo, o qué ¿le tenían que cobrar? – ¡Ay vecino! pues que osea… del papá del chamaco ‘ni sus luces’. – ¡Oh ya entendí! lo que me está tratando de explicar es que Antonieta es madre soltera… ¿verdad? – ¡Qué vergüenza vecino, qué vergüenza! – ¿Pero vergüenza porqué Doña Carmelita? – Pues fíjese – dijo la mujer jalando del brazo al Caminante a un lado de la acera para dejar pasar a un ‘diablero’ cargado con zanahorias, y de paso ponerse cómoda para desplayarse con el chisme – pues resulta que empezamos a ver muy sospechosa a mi nieta, porque pues de buenas a primeras, como que ya no quería salir a la calle o se la pasaba dormida todo el día, pero pues uno que no le gusta pensar mal ‘veda’, pero un dia ya no lo pudo ocultar y pues si, que nos va saliendo con esto.

– ¿Y qué fue lo que les dijo? – ¡Ay esta muchacha! ¡ay no! ¡pues va saliendo con que no quiere que sepamos quién es el papá! que ella tomó la decisión de ser madre soltera por su propia cuenta, de una vez ahorita que es joven! – Pues si Doña Carmen, los jóvenes de hoy ya toman esas decisiones de manera cabal, si ella quiere criar un hijo por su propia cuenta pues será su responsabilidad, además ella ya trabaja ¿no? – ¿Pero cómo va a ser eso decente? en mis tiempos nos obligaban a casarnos con el ‘responsable’. – Si, pero ya no estamos en sus tiempos, ni los míos. También hay personas que deciden no tener hijos, y hay que respetar su decisión. –

Pues a mi se me hace que eso es ir contra las leyes de Dios. – Y es muy respetable su opinión, sin embargo en la actualidad, los jóvenes eligen lo que quieren para su vida, sin aceptar la presión social de lo que deben o deberían de hacer. Y mientras Antonieta se responsabilice por ese niño, pues no hay más que decir ¿no cree? – No pues, que bonita juventud mire nomas, dando al traste con la moralidad y las buenas costumbres… ¡si viviera mi viejo! La mujer se despidió del Caminante y ordenó un DiDi para emprender el camino hacia aquel sector al oriente de la capital. Ojalá que su pesar por las decisiones de su nieta se desdibujen, al tratar de comprender a esta nueva generación, que elige vivir sin apego a los roles o patrones de antaño. Demasiada pata de perro por esta semana.

Por Jorge Zamora

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