CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En el fútbol y la vida, la fe puede ser tu mejor arma para conseguir lo que quieres, aunado al trabajo que des por conseguir eso… el ejemplo claro de ello, es el victorense Ricardo Chávez Soto, quien durante muchos años tuvo que vivir y superar muchos obstáculos, aprendizajes, malas y buenas experiencias, pero nunca se rindió y con ayuda de su fe, esperanza y trabajo diario, ha logrado convertirse en uno de los jugadores más regulares del futbol mexicano.
Tuvo uno de los caminos más largos, pasó desesperación, frustración, pensó incluso en el retiro en algún momento de carrera juvenil, pero el camino de Dios ya le tenía preparado el éxito, y por más cosas complicadas que vivió, por una u otra razón, se mantuvo en el camino, firme, con fe y ganas de salir adelante.
Ricardo Chávez, un hombre de Dios, empezó desde pequeño en el fútbol, prácticamente por herencia de su padre que fue jugador profesional.
Conforme creció, tomó más en serio el tema del fútbol, ya tenía en su mente que quería vivir esa experiencia y ese sueño que la mayoría tuvieron, tienen o tendrán, que es llegar a ser futbolista profesional.
EMPEZÓ CON EL ‘CORRE’
Empezó en el ámbito profesional en Correcaminos, equipo que confesó le tiene un gran cariño pues en el cuadro azul naranja jugó su papá y desde chico iba como aficionado a verlos.
El proceso de Ricardo fue muy rápido, después de debutar como menor en Tercera, poco después, aproximadamente dos años más tarde, lo hizo en la Segunda División, “a los 14 años, casi 15 años, me tocó debutar en la segunda división justamente contra la Jaiba Brava en el Estadio Tamaulipas, fue una experiencia increíble que me tocó vivir y que nunca olvidaré”, dijo.
Tras esos dos años de estar entre Tercera y Segunda División, llamó la atención de Tigres en el que firmó. En ese entonces, Ricardo era plurifuncional, jugaba en diferentes posiciones, como delantero y volante y aunque sumó muchos minutos en su inicio en las fuerzas básicas de Tigres, el ‘Bocho’ no estaba del todo convencido, “no me afianzaba en una posición”, pero después le comentaron que le veían cualidades para cambiarlo a lateral, por lo que aceptó el reto y trabajó como de costumbre.
No todo fue color de rosa en este camino de juvenil para Ricardo, pues en la plática con Oé! confesó que en algún momento pensó en retirarse del fútbol, pues como todos, vivió un momento de baja futbolística y sobre todo mentalmente, ya que sentía que se ‘estancaba’ y era tal la frustración, que rompió en llanto en ese día ‘negro’ y quiso regresar a Ciudad Victoria.
“Un día no me fue nada bien. Mentalmente estaba muy abajo. No sentía que estuviera progresando, no daba el ancho, estaba muy mal, sentía que estaba de ‘oquis’ y bueno, llegué a la casa ese mal día, me metí directo al baño, cerré la puerta y comencé a llorar, tenía impotencia”, confesó.
“Después de llorar en el baño, le hablé a mi papá, ‘sabe que jefe, me voy a regresar, se me hace que esto no es lo mío’, a mi me sorprendió mucho como me respondió, él siempre ha sido muy exigente, pero él lejos de eso, me dijo que estaba bien, que me pusiera a estudiar y que no pasaba nada que regresara a Victoria, pero sí me pidió algo, ‘espérate mañana y tomas la decisión más tranquila’”, señaló.
“Cuando eres joven no te das cuenta que habrá altas y bajas, quiere que todo sea perfecto y ahí lo descubrí…al día siguiente me dijeron que iba de titular, me emocioné y le hablé a mi papá para decirle que olvidara lo que había dicho que iba a seguir en esto”, añadió.
Tras eso, se afianzó en las inferiores de Tigres; después de un campeonato en Segunda División, fue considerado para el primer equipo, regularmente entrenaba con ellos, además debutó en Copa MX y en un encuentro estuvo cerca de estrenarse en la Liga MX.
Posteriormente regresó a Ciudad Victoria, pero lo hizo como jugador, pues fue refuerzo para Correcaminos en el 2016, en el cual rindió y aunque grupalmente no fue un buen certamen, el victorense encontró acomodo en Cimarrones de Sonora que siempre peleó por ser protagonista, después pasó a Bravos de Juárez en el que continuó con destacada participación, incluso jugó una final de Copa MX ante el América en el 2019, “fue algo único, algo especial, imaginate una final ante el América, algo que siempre recordaré”.
Tras tres años en la división de ascenso, tiempo en el que nunca se rindió, pues cuando llegó a pensarlo, siempre hubo señales que le hacían animarse más, motivarse y continuar con el trabajo diario, después de todo consiguió su recompensa.
SU LUCHA CONTRA EL ‘PACTO DE CABALLEROS’
Pero tal y como ha sido en su vida futbolística, no todo fue fácil, pues en ese momento se encontraba aún vigente el pacto de caballeros, Tigres tenía ‘poder’ aunque ya no tenía contrato con ellos, pero ahí empezaron más señales de la ayuda divina que él tenía desde siempre.
“Terminé mi contrato con Tigres, fue una situación compleja, algo difícil pero afortunado a la vez, estoy seguro que así lo quiso Dios, fue él quien movió todo, yo terminé mi contrato con Tigres, pero por el pacto seguía con ellos, me llevaron por el Ascenso MX, Juárez me ofreció un contrato para quedarme con ellos, pero por una cosa u otra no me sentía agusto, Tigres quería que yo firmara con Bravos porque tenían buena relación, se da la oportunidad de ir a Necaxa, porque el lateral que estaba en Necaxa, Carlos Guzmán se había operado”, explicó.
“Me voy a Necaxa, no sé si fue el primero de los primeros que rompimos el pacto de caballeros, ellos decían que todavía tenían poder, había interrogantes, no sabíamos si iban a poner trabas, si la liga lo iba a avalar, Mario Lash (director deportivo) se portó muy bien y fue él quien se aventó el combate para llevarme con ellos”, añadió.
Posteriormente ya con la playera de los rayos enfundada, las cosas no iban tan bien, pues en la pretemporada aseguró que no le fue de lo mejor y no lo tenían contemplado para el inicio del torneo, pero nuevamente pasó una ‘Diosidencia’, “Rodrigo Noya iba de lateral, un día antes del debut les avisaron que no podía jugar por una suspensión que tenía del torneo anterior y tuvieron que hablarme y jugué y de ahí no solté la oportunidad, llegamos a la semifinal ese torneo”.
El momento de su debut oficial llegó a los 23 años, pero eso no evitó que la emoción lo invadiera, aunque confesó que antes de ellos no se explicaba el porqué no llegaba ese momento, “cada jugador tiene su proceso, hay unos que son muy largos como el mío, lo que me pesaba era ver a ex compañeros y los veía debutar, consolidarse, y uno sin un rumbo, eso era lo difícil en muchas ocasiones cuando era más jóven, lo quería pero se veía difícil llegar”, comentó.
EL GOL DE RICARDO Y DIOS
Como todo hombre de fé, Ricardo se acercó a Dios y a la par llevaba el fútbol en el que se consolidó con los Rayos y después con el Atlético de San Luis, tras varios torneos de titular, Ricardo no sabía lo que era anotar gol, algo que quería experimentar en el máximo circuito y fue entonces cuando la conexión con Dios creció.
“Llevaba ya dos años en primera división, tenía como 60 o 70 partidos y no llevaba gol (entre risas), yo soy una persona que cree en Dios, en Jesús, y que vive su vida conforme a lo que Dios nos manda, hubo un momento donde pasaba un bache familiar, personal, espiritual, en varios ámbitos, puse prioridades en mi vida, acomodé las cosas, me puse las pilas en el tema espiritual, yo recuerdo estar con un amigo en gimnasio, oramos porque metiera gol”, expresó.
“Fue chistoso porque después de eso metí gol en un interescuadras, le dije a mi amigo, ‘metí gol en un interescuadras, pero no cuenta -entre risas-’, entonces tuve que ser más específico y que fuera en un partido oficial, dentro de lo que estudiaba y leía la biblia, empecé a orar para que Dios obrara en mi vida”, añadió.
Fue entonces en la que apareció esa señal, ese gol, ese mensaje de que él estaba acompañándolo en su vida diaria, tanto en el fútbol como en lo personal, pues fue un gol en un escenario impensable, el Estadio Azteca, contra Cruz Azul y con la zurda.
“Fue una jugada muy extraña, yo soy lateral derecho pero por cómo trabajamos con el profe, podemos ir ocupando otras posiciones dependiendo la jugada, yo en esa jugada subí y quedé como delantero, fue una jugada rara, recuerdo que mi compañero Murillo mandó una pelota al área y me quedó el balón frente a la portería, cuando oré yo le dije a Dios que si me daba el gol, me hiciera saber que él fue, que no hubiera duda, y justo me quedó enfrente, recorté al portero y con la zurda le pego y entra, imaginate con la de palo”, pronunció.
“Fue mucha euforia, ahí confirmé que Dios está en mi vida y tiene su palabra, más que todo también que las cosas que él puede hacer en mi vida son más grandes que lo que yo puedo hacer o pedir, casi lloro de mucha emoción, estuve en shock en el medio tiempo, ganamos ese partido en el Azteca y con ese gol pasamos a repechaje, fue un momento muy lindo fue inolvidable”, confesó.
NO CAMBIA SU CAMINO…
A pesar de vivir muchas cosas, pasar por el camino largo para cumplir este sueño de estar en primera división, Ricardo Chávez no cambia nada de lo que vivió, pues asegura que él no sería la persona que es sino hubiera pasado por todo además de que sabe que Dios tenía planeado todo eso.
“Volver a recordar esas etapas es bonito y a la vez es como decirle, ‘no sabes lo que te espera’, uno cuando persigue sus sueños siempre piensa en el camino corto, en miel sobre hojuelas como dicen, es complicado ver el camino difícil, sin el camino difícil yo no sería Ricardo Chávez, nunca es fácil llegar si es por uno u otro camino y es de admirar todas las partes”.
“Yo sé que Dios estaba en mi vida, que él obraba y guiaba aún antes de que yo se la pusiera en sus manos, hay cosas que son difíciles de explicar que viví, lo del pacto, otras cosas de juvenil y ascenso y en primera… justamente cuando llegué a Necaxa un compañero que se llama Felipe Gallegos fue quien me acercó a Dios, todo lo que viví y pasé, fue para que el momento en el que Dios saliera en el camino, yo estuviera listo. Mi principal tarea es darle la gloria y honra, hablar de él, me esfuerzo para ser el mejor futbolista, porque Dios me ha puesto a esto, es un don que está en cada uno desarrollarlo, yo amé el fútbol desde niño”.
CONSEJO A RICARDO DEL PASADO…
Si tuviera la oportunidad de viajar en el pasado y platicar con su yo adolescente, Ricardo sí quisiera darle unos consejos, pues después de todo, ha sido en lo que él cree falló en su momento.
“Yo creo que le diría lo mismo que le diría a alguien que busca un sueño, ‘pon a Dios delante de tí’, que nunca desconfíe en lo que puede hacer, Ricardo de esa edad era muy desconfiado, se castigaba mucho por errores, se dejaba llevar por emociones … que siga adelante y que busque a Dios”.
ORGULLO DE VICTORIA… ESPERA VOLVER
Ricardo no le da pena decir que es de Ciudad Victoria, pues le tiene un cariño muy especial a la capital, su lugar de nacimiento y en el que sabe hay mucho talento, por ello se siente orgulloso de mirar a otras generaciones de futbolistas que buscan destacar en el fútbol, “veo a Juan Cantú, a mi hermano, a los victorenses, en una ciudad tan chica, una ciudad que está ávida de deporte, salir a buscar tu sueño es algo valiente, espero que muchos niños sueñen con cumplir sus metas, el ser mejores día a día, con llegar a Correcaminos, de ascender al equipo, de debutar en primera”.
Sobre el tema de Correcaminos no se negó a platicar, ya que le tiene mucho cariño, “A Correcaminos le tengo un amor fraternal, crecimos de la mano, cuando mi papá era entrenador, directivo, me crié ahí prácticamente, conocí a muchos jugadores, ‘Charro’, Cuesta, me tocó defender sus colores, espero en Dios me pueda poner en el camino de Correcaminos, como jugador o entrenador, pero pueda vivir eso, es una familia”.
MENCIÓN ESPECIAL A SU FAMILIA
Por último Ricardo no dejó pasar la oportunidad, pues después de contar su experiencia de vida en el fútbol y con Dios, también destacó la gran familia en la que le ha tocado estar y formar, junto a su esposa Jenifer Pantoja, quien ha estado, literalmente, en las malas, en las peores y las grandes hazañas de Ricardo, sus hijos que son sus más grande motor y sus padres y hermanos, una bendición.
“Imaginate, mi esposa tiene conmigo desde que estaba en la Sub-17 de Tigres, con ella ahora sí que he vivido desde lo más ‘barrio’ hasta lo mejor, siempre juntos, ha estado al pie del cañón, es una esposa maravillosa, madre increíble, me ha apoyado en mi sueño, siempre se lo voy a agradecer, tiene su carrera, su título pero me sigue a mi en este sueño”.
“En los momentos difíciles, siempre pienso en mis hijos, siempre trato de ser un ejemplo para ellos, amarlos como mis papás y Dios me han amado, quiero ser mejor papá qué futbolista y son mi gran motor, los amo. Y mis papás, siempre estuvieron ahí, sufrieron conmigo en mi sueño, yo a veces desistía, ellos persistían, agradezco que siempre aman a mis hermanos y a mí, habernos educado con principios, valores”, finalizó.
Ricardo Chávez Soto, es un ejemplo de un ‘Hombre de Dios’, de bien, de valores y centrado en lo que hace, una vida llena de perseverancia, de paciencia, de trabajo y un ejemplo de que jamás hay que perder la fe y nunca hay rendirse.
Por DANIEL VÁZQUEZ
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— Expreso (@ExpresoPress) October 17, 2022