La elección por la Secretaría General de la Sección 30 del SNTE despertó más pasiones que nunca.
Primero, ya lo hemos dicho, por el premio que está en juego, y después porque será la primera vez que los trabajadores de la educación emitan su voto de manera directa.
La larga lista de los que levantaron la mano se redujo a tres: Abelardo Ibarra, Arnulfo Rodríguez y Naif Hamscho; y de esos tres, a poco más de una semana de la elección, las tendencias apuntan a que uno -Abelardo- obtenga el triunfo con cierta claridad.
Las amplias posibilidades de victoria para Ibarra se explican por varias razones:
1) La intentona de la actual dirigencia por descarrilar su proyecto no fructificó porque desde las alturas del Sindicato les pusieron un alto.
2) Ofreció a los agremiados una gestión alejada de las corrientes políticas a las que millones de tamaulipecos despidieron en las urnas.
3) El perfil de sus dos oponentes, más cercano al lado oscuro del sindicalismo mexicano.
El caso que mejor ejemplifica estos dos últimos puntos, es el de Naif Hamscho.
Su cercanía con el cabecismo, que en algún momento quiso utilizar como carta de presentación para escalar en la política magisterial, terminó por condenarlo.
Y no se dio cuenta a tiempo, porque aún en este proceso interno ha recurrido a todo tipo de operadores ligados al panismo y al ala priísta que apoyó a César “Truko” Verástegui.
La derrota de Naif será un reflejo de la que sufrió el candidato prianista en la elección del 5 de junio.
De Arnulfo tampoco hay mucho para decir. Su participación en el proceso de selección por la dirigencia de la Sección 30 es -literalmente- un regreso al pasado.
Moyo, con poca memoria
Félix “Moyo” García ya ni se sonroja cuando confirma el plan que le dictan para evitar a toda costa la aprobación de las iniciativas enviadas por el Ejecutivo, que le quitarían al grupo político que (todavía) representa, el control de organismos como la Comapa de la zona conurbada y de la Fiscalía General de Justicia.
Ayer insistió en que “no hay prisa” para que se analicen esos temas y advirtió que harán todo lo posible por evitar que lleguen al Pleno.
Algo le pasa al oriundo de Nuevo Laredo, que se supone, es un abogado con cierto prestigio y fama de ecuánime.
Porque tampoco hizo gestos, ni se mordió la lengua, cuando criticó la marcha del domingo en apoyo al presidente López Obrador.
Al diputado se le olvidó aquella vergonzosa movilización en la que, en plena crisis de Covid, obligaron a miles de burócratas a “apoyar” al gobernador Cabeza de Vaca cuando inició el proceso de desafuero en su contra.
“Fue diferente”, alcanzó a justificar, nervioso, cuando la prensa le recordó la concentración masiva, para la cual incluso se atrevieron a modificar el semáforo epidemiológico.
Espaldarazo de Grupo Tampico
Durante las campañas y aún en la víspera del cambio de administración, se especuló mucho sobre la actitud que asumirían los capitanes de empresa del sur con el nuevo gobierno.
Por eso, la reunión que sostuvieron el gobernador Américo Villarreal Anaya y el presidente de GT Global, Robert Fleishman, estuvo llena de mensajes.
El más importante: la administración morenista de Tamaulipas cuenta con el respaldo de los empresarios más sólidos del estado.
Por Miguel Domínguez Flores