Para cerrar el año, la organización de la sociedad civil Signos Vitales, dirigida por Enrique Cárdenas, publicó un reporte de lectura obligada coordinado por Carlos Lascuráin: Diagnóstico de México, obscuras perspectivas.
El reporte está dirigido a todos aquellos interesados en conocer la situación actual del país y lo que viene hacia adelante a partir de evidencia sólida e incontrovertible. Tiene, al menos, una triple intención: identificar algunos de los problemas de más urgente resolución, alertar y alentar a los candidatos de 2024 a tomarlos en cuenta en su oferta política y proporcionar elementos de diseño de política pública para su mejor solución.
La idea, dice el reporte, es “recuperar y superar lo que se había logrado en los decenios anteriores, sin que esto signifique que aquellos hubieran cumplido las expectativas de los mexicanos ni que estuvieran ajenos a problemas y crisis”. No se confunde y no pretende engañar. Simplemente habla con la verdad. No todos los problemas identificados son nuevos y no sólo es esta administración la que ha fallado, aunque sí se ha empeñado en ignorarlos y agravarlos por negligencia e ineptitud.
Destaca siete tumores, problemas graves o escenarios presentes al finalizar el cuarto año de gobierno que no tienen visos de ser atendidos en los menos de dos años que le restan y que colocan a México en riesgos severos para su desarrollo político y democrático.
El primero es el desprecio por la ley que ha conducido al deterioro de los derechos humanos, la procuración de justicia, la precariedad del desarrollo económico y de las relaciones comerciales internacionales.
Le sigue el debilitamiento de pesos y contrapesos democráticos que lleva aparejada la acumulación excesiva de poder. Junto a este debilitamiento, está la militarización y las dudas fundadas sobre la preeminencia o no del poder civil sobre el poder militar.
Igualmente, da cuenta del problema que significa el rupestre diseño de la política pública y el ejercicio discrecional del presupuesto y las finanzas públicas que se han traducido en mantener a toda costa las improductivas obras emblemáticas, así como el restablecimiento de los monopolios estatales en el sector energético a través de Pemex y la CFE. Incluso, hay que decirlo, a costa del bienestar de la población, de la prosperidad económica, de la salud, así como del cuidado de los recursos naturales y del medio ambiente.
Finalmente, ofrece evidencia precisa de la precariedad en la prestación de los servicios de educación y salud y muestra cómo el gobierno actual ha dejado a la deriva a grupos sociales altamente necesitados de estos dos “bienes públicos” que son el puntal de la movilidad social y del ensanchamiento de oportunidades para salir de la pobreza.
Como en reportes anteriores de Signos Vitales, éste tiene un valor agregado. Nos enseña cómo cada uno los problemas afectan a los miembros de la sociedad. Como siempre, más a los que menos tienen. Cuando demuestra que hay un uso discrecional de los recursos, nos expone también que por priorizar las obras emblemáticas del gobierno se dejó de vacunar a cientos de personas, que cuando se minimizó la llegada del covid-19, el virus cobró cientos de miles de vidas, lo que pudo ser evitado; que cuando se cancelaron los contratos de energía, salieron capitales de inversión y se dejaron de crear empleos: que cuando el criterio para repartir programas sociales fue partidista o, más bien personalista, dejó de atenderse a los grupos más vulnerables; que cuando se capturó a la CNDH, nos quedamos sin el principal organismo encargado la defensa de nuestros derechos; que cuando se estigmatiza a la prensa se inhibe la libertad de expresión; que cuando se desaparecen las escuelas de tiempo completo o las estancias infantiles se deja a las madres trabajadoras en estado de indefensión; que cuando se pone al Conacyt en manos de una ideóloga, privamos a nuestros jóvenes de prepararse y contribuir al desarrollo de México.
Quien quiera que llegue a gobernar lo hará en una crisis de las proporciones que pinta el reporte y en condiciones mucho peores que las que enfrentó López Obrador al conseguir el poder. El título del reporte, Obscuras perspectivas, parece saturado de pesimismo. Hay razón para ello, pero también la hay para el optimismo. Cada uno de los siete graves problemas identificados tienen remedio y de ello deja constancia la investigación. Con su publicación, Signos Vitales no sólo alerta, sino ofrece esperanza. Fundamenta las erróneas decisiones que se han tomado para no volver a caer en ellas y, más importante, ofrece soluciones. Los gobernantes de hoy debían leerlo con cuidado. Los candidatos y electores de 2024 también.
Me voy hasta el 2024, aunque todavía falta un año y medio para las próximas elecciones, porque no hay signos vitales de que esto se vaya a componer. Más bien, hay signos mortales de que se agravarán las cosas en lo que resta del sexenio.
Por María Amparo Casar