Por delitos electorales acusa Marcelo Ebrard a Claudia Sheinbaum y lo hace ante la fiscalía general con la formalidad a que obliga la desesperación de considerarse no idóneo para encabezar el siguiente capítulo del buen gobernar. Sea que carece de la formación ideológica, activismo social y valentía que de sobra tiene la jefa de gobierno de la CDMX.
Ya decíamos que la derecha rapaz y traidora no cuenta con alguien que pueda competir por la presidencia con suficiente autoridad moral por lo cual la actitud divisionista del secretario de Relaciones Exteriores le viene “como anillo al dedo”. Marcelo es conservador, siempre lo ha sido, y no extraña que los medios de comunicación y sus respectivos “anolistos” aliados del neo porfirismo den vuelo a la especulación bajo el objetivo de golpear a AMLO, no solo por su evidente favoritismo hacia la hembra en mención, sino porque la transformación republicana sepulta privilegios, negocios e impunidades de la monarquía política y económica.
Marcelo cuenta con el perfil idóneo para ser utilizado por la reacción: es güerito de ojos claros, cuidadosa presencia y pulcro vestir, educado bajo estricta vigilancia familiar y religiosa, es bien visto en los escenarios internacionales, habla inglés con fluidez bostoniana, apellidos de prosapia para presumir, casado con una extranjera de belleza para concursar, ajeno a escándalos y rumores sobre su vida privada, delicados gustos culinarios y sobre todo odia mezclarse con “la chusma”. Hace “fuchi” a los pobres a pesar de que algunos cargos los ha obtenido gracias al voto popular, entre ellos el de jefe de gobierno de la gran capital.
La acusación señalada abre otro capítulo en la tarea destructora de Morena promovida por Mario Delgado, quien como dirigente resultó excelente activista de la confrontación interna, además de las sospechas gansteriles en torno a sus relaciones y los constantes e infantiles errores bien aprovechados por la oposición al grado de poner en riesgo diversas gubernaturas.
El asunto es que Ebrard se coloca al lado de la reacción y con el apoyo de ésta va con todo contra doña Claudia quien ahora se encuentra a dos fuegos considerando que Ricardo Monreal hace lo propio para disminuir las preferencias mayoritarias hacia esta dama “que sin querer queriendo” tiene ya conquistado a buena parte del país. En este sentido usted dirá que la Sheinbaum ya avanzó lo suficiente y tiene para dar “cuarenta y las malas”, y pue-que tenga razón. Lo bueno es que está acostumbrada a combatir hasta con los molinos de viento inventados por sus adversarios ahora multiplicados por la ambición al poder. Y es que después del 24 tanto Marcelo como el jefe senatorial podrían pasar a poblar el panteón de los olvidados. Y para ellos que gustan del protagonismo, eso si estaría “caón”.
EL FELIZ REENCUENTRO
Interesante el mensaje de Américo Villarreal Anaya al periodismo activo. Aunque en este caso la retórica no dista mucho de los anteriores dos regímenes, cuenta con el aval de un gobierno con intenciones democráticas como parte de un proceso que confiamos sea de alto beneficio social.
Nada más saludable que la información transparente, objetiva, entre iguales y “de ida y vuelta” como dice AMLO, donde las dudas e interrogantes puedan y deban ser solventadas con valor y sin temer a la crítica en un escenario de buena fe, es decir, con el objetivo de colaborar en el mejoramiento general. En este sentido el nuevo régimen enfrenta los primeros retos respecto de no ocultar hechos que lesionan la convivencia social produciendo miedo e indignación.
Importa no caer en prácticas condenadas por una opinión pública informada que difícilmente podrá ser engañada. Y que bien que AVA lo entiende y está dispuesto a ser congruente con el ejemplo transformador del gobierno federal.
Según las crónicas el evento con motivo del día del periodista fue un grato y feliz reencuentro, solo faltó recordar que existen pendientes sobre hechos que en su momento sacudieron al gremio que parecen olvidados. Por lo demás bienvenida la nueva relación prensa-gobierno que deseamos sea de larga vida.
SUCEDE QUE
Manuel Muñoz Cano podría ser “el ganón” de la senaduría acéfala, digo si es que aprovecha las condiciones en que opera la contienda y el desgano ciudadano por participar en una elección que pa’ decir verdad, importa puritita progenitora.
Y hasta la próxima.
Por Max Ávila