Charles Betts Waite (1861-1927) de nacionalidad estadunidense, desde muy joven mostró el espíritu aventurero que lo llevó a salir de su natal Ohio para buscar un oficio que le diera estabilidad económica, convirtiéndose así en el aprendiz del fotógrafo Henry Ellis Coonley.
La luz y la magia de la fotografía lo deslumbran, se adentra en la alquímia del cuarto oscuro y comienza a trazar un proyecto de vida que pronto lo llevaria a independizarse y buscar nuevos rumbos, teniendo como objetivo principal el país vecino. México era un terreno fecunco que despertaba la curiosidad del público norteamericano, por lo cual piensa en hacer postales dirigidas al consumo de la sociedad norteamericana.
Es así como en el año de 1896 llega a la ciudad de México en compañía de su amigo y compañero de profesión Winfield Scott, pronto logran colocar su trabajo y acreditarse ante el gobierno porfirista comenzando así a realizar múltiples viajes por el interior del país para documentar los avances, carencias e identidad de los poblados
Tampico no quedó fuera del radar fotográfico de Waite y Scott, quienes dejaron un extenso legado de imágenes de viajes realizados entre los años de 1900 y 1908, las cuales se pueden encontrar e los archivos de la Fototeca Nacional que se ubica en Pachuca Hidalgo.
La ciudad se fundó en el año de 1823 y casi de inmediato se convirtió en un polo atractivo en el Golfo de México, un poblado que poco a poco se fue ganando un nombre en la zona huasteca por ser punto de paso para el comercio, el petróleo e inmigrantes que llegaron por mar a nuestro país.
La importancia y la transformación que la ciudad fue tomando a nivel nacional e internacional atrajo las miradas de personalidades muy diversas; el puerto y el tren fueron las principales vías que enlazaron a Tampico con el resto del mundo.
La colección de C.B. Waite abarca de los años de 1895 a 1914; la colección completa está compuesta de 8,389 piezas totales, siendo 2,653 negaticos y 5,736 positivos, como dato curioso este archivo llevó solo el nombre de Waite hasta 2005, en ese año se decició agregar el nombre de Winfield Scott ya que se logró apreciar que muchas de las imágenes fueron autoría o en coautoría de Scott.
“Verdaderos retratos de la vida y paisaje en este país de pintoresquismo inigualable” así publicitaban su trabajo en la Capital del País, siendo contratados por la sociedad Porfiriana para hacer diversos trabajos, contratados por el mismo Porfirio Díaz quien los envió retratar el progreso que las vías del tren llevaron por todo México.
Sus imágenes han resistido el paso del tiempo y nos dejan ver una mirada educada impresa con calidad y profesionalismo en las impresiones y en la limpieza de los negativos, además del progreso que mostraba la ciudad de Tampico a principios de siglo XIX.
Luis Fernando Castillo Hernández/ Expreso- La Razón