- 60 años desde que inició la tradición
- No hay límite de equipos pueden participar
- 3 integrantes por equipo
Los premios son en efectivo y en regalos que son proporcionados por los vecinos y grupos de patrocinadores.
¿QUÉ HAY QUE HACER PARA GANAR?
«La dinámica es muy sencilla, el equipo que consiga llegar hasta la parte superior y permanecer más de 30 segundos es el ganador», dice Ramón Ontiveros, uno de los organizadores de la festividad.
El «palo encebado» tiene una altura de 7,5 metros desde la base hasta el punto más alto.
El poste actualmente es de metal, pero anteriormente era de madera con las mismas condiciones.
Las familias se divierten con esta peculiar actividad.
Parece ser un reto de más habilidad que fuerza.
Los equipos están integrados por 3 varones cada uno.
Al final todo se trata de una grata convivencia que realizan a fin de año.
Desde hace más de 60 años que una tradición se mantiene viva en la colonia Tinaco, en la zona oriente de Ciudad Madero: El Palo Encebado.
El desafío se realiza durante la tarde del 24 de diciembre y el 31 de diciembre como parte de los festejos para finalizar el año.
Durante 2022 participaron seis equipos integrados por tres varones, para tratar de conseguir una bolsa de premios de más de 12 mil pesos en total.
UNA FIESTA DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN
De acuerdo con Sara Rivera, habitante del sector desde hace más de sesenta años, es una festividad que se comparte desde los primeros pobladores de la región oriente de la ciudad.
«En los años 60s ya se realizaba, pero entonces se hacía en la plaza Galeana, porque se mezclaba con las fiestas religiosas, pero la alegría de todos desde entonces no se ha perdido».
El sector se encuentra poblado por familias en cuarta generación, que comparten el gusto por preservar y mantener esta tradición.
Las familias que desde hace décadas participan y apoyan son Villegas, Anderson, Juárez, Leiva, Rivera, Acevedo, Zárate, Ontiveros
El encuentro de los residentes del sector es la antesala del «Baile Retro» que se realiza el 24 de diciembre y el «Baile de los abrazos» que se lleva a cabo el día 1 de enero, tras cerrar la calle Acámbaro.
LOS JÓVENES NO QUIEREN QUE SE PIERDA LA TRADICIÓN
Javier Galúe Zárate, participa por primera vez y recuerda que su padre René Galúe, le platicaba cuando formó parte de uno de los equipos que buscaban en los años 90s alcanzar los premios.
«Mi papá me platicó que a ellos les gustaba prepararse semanas antes; se juntaban para ver cómo iban a subir, como iban a vestirse para no llenarse de grasa y poder llegar más rápido».
En la colonia, reconoce que hay otros jóvenes de entre 15 a 25 años que no están interesados en participar, porque están más involucrados con el uso de tecnologías.
«Es muy «chill» que estemos aquí y hagamos lo que hicieron los abuelos de mis abuelos, lo que hicieron mis tíos, mis vecinos de tantos años, y que se pueda repetir cada año, para que también mis hijos y sus nietos, lo sigan haciendo».
José Luis Rodríguez Castro
Expreso-La Razón