Las autoridades de Altamira y Petróleos Mexicanos reubicar la primaria Benito Juárez, debido a la presencia de ductos que atraviesan el plantel.
La escuela se ubica en el Ejido Benito Juárez y tiene una matrícula de 110 alumnos; las actividades presenciales están suspendidas desde hace dos meses, a causa de un olor a producto químico proveniente de una jardinera.
“Definitivamente uno de los comentarios que nosotros y Petróleos Mexicanos hace es que hay que reubicarla, pero eso ya no corresponde a nosotros, sino que ya sería involucrar a la SEP”, declaró la directora de Protección Civil, María Luisa Cuevas Rivera.
Será en 10 días cuando el laboratorio dé a conocer los resultados que hizo a las muestras de la tierra de donde proviene el olor a producto químico.
Una vez que se obtengan los resultados, la Dirección de Protección Civil de Altamira podrá emitir un dictamen final y con ello autorizar el regreso a las actividades presenciales.
Explicó que a petición de los padres de familia y de la directora del plantel, retiraron la tierra de la jardinera, ya que solamente había sido removida atrás de los salones.
“Están los ductos de Pemex que sí atraviesan la escuela, ellos también están pidiendo autorización más arriba para hacer el dictamen completo y estamos trabajando bien con ellos, con Protección Regional y servicios públicos, pero la responsabilidad directa recae en Protección Civil”.
Los niños regresarán a los salones hasta que los padres de familia tengan el dictamen completo, en el que se descarte cualquier riesgo.
“Vamos a decir que no, tenemos redes de ductos de Pemex en toda la ciudad, todos los ejidos y toda la zona, somos una zona petrolera, de algún modo estamos viviendo con esa vulnerabilidad”.
La reubicación de la primaria que plantea la funcionaria tiene que ser fuera de los ductos de Pemex, toda vez que abajo del terreno de la escuela sí pasan las líneas.
María Luisa Cuevas Rivera, desconoce si en otra institución educativa hay ductos de Pemex, pero que tratará de hacer una estadística al respecto.
Óscar Figueroa/La Razón