Los bancos juegan un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de los países, dado que son la parte central de la intermediación financiera, ya que incentivan el ahorro-crédito en el país a través de administrar los activos monetarios de la mayoría de la población; esto lo hacen captando el dinero de la población que decide no gastar cierta parte de su ingreso, lo que constituye el ahorro de los consumidores el cual será empleado por los bancos para financiar el crédito al consumo, la vivienda y al comercio.
Este mecanismo de intermediación financiera a través del crédito comercial es el que provee el recurso necesario para impulsar proyectos de inversión y generar empleo, al igual que genera rendimientos a los ahorradores que les permite incrementar su poder adquisitivo en su consumo futuro.
En este sentido, el crédito comercial se considera inversión directa; es decir, es aquel que se destina para desarrollar proyectos de inversión empleado principalmente para incrementar el capital físico de las empresas, por lo que se convierte en un instrumento que incentiva el crecimiento de la producción de bienes y servicios y con ello la generación de empleo.
Este es el mecanismo de la intermediación financiera, aunque en la realidad no funciona de esta manera. Es decir, los bancos no han visto atractivo el hecho de fomentar el crédito orientado a financiar a los diversos sectores económicos, de tal manera que permitan incrementar la mayor apertura de empresas y ampliar las ya existentes.
Por el contrario, lo que se observa es el incremento acelerado del crédito al consumo y en menor medida a la vivienda, estos dos segmentos del mercado han sido muy atractivos para los bancos, les generan ganancias a través de la comisiones que no las obtendrían de los créditos comerciales. Sin embargo, desde una perspectiva macroeconómica, este tipo de acciones de parte de la banca no se refleja en un bienestar para la sociedad ya que sus efectos son de corto plazo.
La mayor incidencia del crédito al consumo se ha dado a través de la proliferación de tarjetas de crédito las cuales cobran, en promedio, tasas de interés que oscilan por encima del 60 % anual que no se compara con aquella que el banco proporciona a los ahorradores, la cual oscila entre 6% y 8% anual.
Los bancos cuentan con distintas estrategias para incrementar la mayor cantidad de tarjetas de crédito en la economía, y cada vez menos les interesa el mercado de las ahorradores, dado que ahí no hay ganancias como las que se observan en el mercado de tarjetas de crédito. Y mucho menos les importa financiar los proyectos productivos de empresas, dada la baja rentabilidad de este mercado.
Bajo este contexto, cabe hacer mención que la intermediación financiera, en sentido estricto, no funciona como lo supone en papel; y, por lo tanto, no constituye un mecanismo que permita impulsar la competitividad de la economía a través de incentivar el ahorro y fortalecer la productividad de las empresas, lo único que les interesa es promover activos financieros que les reditúen la mayor cantidad de recursos; por lo tanto, podemos decir que en nuestro país no existe la banca, lo que proliferan son instituciones financieras que fomentan el menor uso de dinero físico y el consumo irracional ¿Usted qué piensa?
Por Jorge Alberto Pérez Cruz