Después de una especie de tregua navideña, las reformas al Instituto Nacional Electoral vuelven a polarizar la agenda política del país.
Están quienes se inmolan en defensa de lo que consideran el último garante de la democracia, y por el otro lado los que en efecto, quieren ver arder el organismo, cuyas cabezas más visibles -y quizás ese sea su principal defecto- son Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Ambos iniciaron desde hace algunos días una nueva campaña mediática a raíz de la publicación del libro “La democracia no se toca”, en el que refuerzan la idea de que el INE tal y como lo conocemos, con su costosísima estructura, es el último bastión que sostiene la institucionalidad de las elecciones en la República Mexicana.
En su desfile por los medios de comunicación y en las presentaciones de su obra, los dos consejeros que dejarán su cargo este mismo año han introducido en su discurso veladas advertencias que desde ahora, ponen en duda los resultados de la elección presidencial del 2024.
“¿Qué conflictos pueden pasar? Elecciones va a haber, como lo decía Uuc-kib, pero pueden ser de tal calidad que se pueden abrir, como nunca antes, causales de nulidad. Y una elección que es anulada, que es la última garantía de que una elección siga siendo democrática, es lo peor que nos puede pasar. Una elección anulada es una elección fracasada que tiene que volver a hacerse. Y creo que por responsabilidad no tenemos que llegar a ese extremo”, dijo Córdova recientemente.
Tras escuchar esta sentida advertencia del presidente del Consejo General del INE, es inevitable recordarlo sentado junto al ex gobernador Cabeza de Vaca aquel 31 de marzo del 2022, en Tampico, a donde acudió para encabezar la firma del llamado “Acuerdo por la Integridad Electoral en el Proceso Electoral 2021-2022”.
“Quiero agradecer al gobierno y al Congreso del Estado, a las autoridades jurisdiccionales locales vinculadas con la contienda electoral y al Instituto Electoral de Tamaulipas por su disposición para participar en este acuerdo y, especialmente, quiero agradecer la voluntad de las fuerzas políticas contendientes por aceptar comprometerse pública y políticamente con este acuerdo”, dijo Córdova en el Expo Tampico.
“Confío en que este acuerdo será un paso decisivo para que las elecciones locales de este año en Tamaulipas sean un ejemplo de civilidad y lealtad a la vida democrática”.
El “deseo” del presidente del INE nunca se cumplió, porque de hecho para ese momento ya se había desplegado en Tamaulipas una campaña negra desde las instituciones estatales contra el virtual candidato de Morena, como no se había visto en la historia reciente de la entidad.
Por eso el partido de la 4T se negó a participar en el show montado desde el Gobierno del Estado para lucimiento de Córdova y del Gobernador que unos cuantos meses después se metió de lleno a la elección con el ya célebre: “Para todos tengo”.
Durante el 2022 se maltrató como nunca la institucionalidad y el estado vivió el proceso electoral más sucio que se recuerde, sin que los famosos consejeros del Instituto Nacional Electoral hayan puesto el grito en el cielo, como lo hacen ahora que en el Poder Legislativo se discuten de manera legítima reformas al sistema electoral nacional.
Es verdad que el Plan B del presidente López Obrador está lleno de claroscuros que tienen que revisarse con mucho detenimiento.
Pero de tan histérica, la defensa que enarbolan Lorenzo y Ciro más bien parece formar parte de su ofensiva directa contra la 4T.
Estas son las claves de la reforma electoral aprobada en el Senado:
Plantea la reducción de salarios a consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), la desaparición de órganos distritales del INE.
Se obliga al INE a liquidar y reintegrar en el erario los recursos provenientes de dos fideicomisos constituidos para retener recursos públicos.
El Senado dio ‘luz verde’ a que los partidos pequeños tengan derecho a que los partidos grandes distribuyan con ellos los votos ganados a través de coaliciones.
La Cámara Alta restableció la existencia de la Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Por Miguel Domínguez Flores