La historia de este personaje al que su corrido inmortalizó, inicio el 13 de junio de 1883, cuando sus padres Ricardo Silva Flores y María Dolores Sánchez Treviño contrajeron matrimonio en el condado de Starr, Texas.
Don Ricardo era un próspero comerciante y por su trabajo cruzaba a cada rato la frontera; ella era una hermosa joven nativa de Roma, Texas. Algunos de sus biógrafos aseguran que José Federico Silva Sánchez nació en Texas, pero lo cierto es que China, Nuevo León, fue el municipio que lo vio nacer el 10 de diciembre de 1895, junto a su hermano gemelo Ricardo Silva Sánchez.
Fueron sus abuelos paternos los chinenses Eduardo Silva y doña María Ana Flores, mientras que los maternos fueron los texanos Margil Sánchez y Juana Treviño. La familia radicó un tiempo en el otro lado del Bravo, pero años después regresó a México y se estableció en el rancho El Chamal, jurisdicción de Soto la Marina.
En esa localidad nació el 30 de abril de 1903, su hermano Margil Silva Sánchez.
FUE CADETE DE CHAPULTEPEC
Desde niño José Silva Sánchez sintió atracción por la carrera de las armas, por lo que sus padres lo enviaron a la Ciudad de México a estudiar en el Heroico Colegio Militar.
Es importante resaltar, que pese a tener la doble nacionalidad, prefirió la tierra de su familia paterna y defender la enseña tricolor. Su estadía en esa institución fue prolifera, y se tienen noticias, que el domingo 5 de diciembre de 1909, recibió de manos del presidente Porfirio Díaz el primer premio como alumno destacado de segundo año de Colegio Militar.
Entre sus compañeros de colegio se encontraba el futuro coronel Enrique Pimienta Ruiz, quien tiempo después sería yerno del general Victoriano Huerta. Para esa fecha, pocos lo conocían con el nombre de Federico, todos se dirigían a él como José.
El 4 de diciembre de 1910, siendo director del Colegio Militar de Chapultepec el general Beltrán, el alumno Silva Sánchez recibió de manos del presidente Porfirio Díaz un premio de segundo lugar y mención de honor, por su desempeño académico durante el año.
El 26 de junio de 1912 se expidió el despacho de teniente de caballería permanente, en favor del alumno del Colegio Militar José Silva Sánchez, quien causó baja del citado plantel y alta en el 1er Regimiento del arma.
COMBATIÓ A LOS REVOLUCIONARIOS EN MICHOACÁN
El 6 de enero de 1914, los coroneles federales Prado y Tapia, ordenaron atacar la plaza de Nocupetaro, Michoacán, derrotando a los revolucionarios de Joaquín Amaro, quienes acampaban en las inmediaciones.
El desalojo estuvo a las órdenes del capitán Silva Sánchez y del teniente Garza González. El 17 de junio de 1914, durante el combate de Puerto Anchito, Michoacán, las tropas federales lideradas por Silva Sánchez fueron derrotadas por los generales carrancistas Joaquín Amaro y José Rentería Luviano; cayendo prisionero el joven militar. Viendo quizás su valentía, se le concedió el indulto y evitó el paredón de fusilamiento, incorporándose a las filas revolucionarias.
FUE RECICLADO POR LOS CARRANCISTAS
Ya como parte del ejército constitucionalista, se le otorgó el grado de mayor, prestando su servicio en la 9ª Brigada al mando del general tamaulipeco Cesar López de Lara.
El 20 de marzo de 1915 vio acción en la batalla de El Ébano contra el ejército villista al mando del general Tomás Urbina.
El 31 de marzo participó en el asalto a la estación Azúa, San Luis Potosí, en la que los carrancistas combatieron a los miembros de la famosa División del Norte. En 1918 combatió la rebelión caballerita, bajo el mando del oaxaqueño Mariano B. Marín.
Después de eso, Silva Sánchez se fue a radicar a la villa de Güemes, Tamaulipas, población en donde ejercía de comerciante. En uno de tantos viajes a la capital estatal, conoció a la joven Ma. Paula Saldívar, nativa de Jiménez, pero avecinada en Ciudad Victoria.
SU VIDA DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN
El 10 de enero de 1922 contrajeron matrimonio en Victoria, él tenía 27 años y ella 21 años. La pretensa estaba emparentada, según Francisco Ramos Aguirre, cronista de Victoria, con el historiador Gabriel Saldívar, y era hija de los finados Daniel Saldívar y de la señora Ma. de Jesús Saldívar. De ese matrimonio nació el 7 de enero de 1924, la niña Dolores de Jesús Silva Saldívar.
Aunque en Tamaulipas la lucha por la repartición de tierra no fue tan sangrienta como en otras zonas del país, sobre sale en este acontecer la figura de Silva Sánchez, quien junto a su hermano Margil, acaudillaron a docenas de campesinos del rancho San Patricio, municipio de Padilla.
El 11 de diciembre de 1923, con motivo de la revolución delahuertista, el gobernador de Tamaulipas, Cesar López de Lara, su antiguo jefe, salió de Ciudad Victoria con la mayoría de diputados locales en franca rebeldía contra el gobierno de Álvaro Obregón.
Ante eso, el gobierno central designó al general Venancio López Padilla gobernador interino, teniendo como uno de sus jefes militares José Silva Sánchez.
ES APRENDIDO EN GARZA VALDEZ
Las fuerzas rebeldes de López de Lara, encabezadas por el general Modesto García Cavazos —diputado y segundo en el mando—, atacó el 18 de febrero de 1924 la Estación de Garza Valdez, defendida por el teniente coronel José Silva Sánchez, comandante de las fuerzas irregulares gobernistas.
Silva Sánchez tenía bajo su mando a los agraristas de la región, quienes, tras el combate, sufrieron muchas bajas y fueron dispersados, por lo que Silva se ve obligado a huir, ocultándose en una mona de rastrojo, en cuyo escondite da con el accidentalmente el soldado Pedro Chávez.
Se dice que Chávez, al tomar un manojo de pastura para darle de comer a su caballo, tomó un brazo humano, resultando ser el de José Silva Sánchez. Chávez lo entregó al mayor Mariano B. Marín, antiguo compañero suyo en los combates de Ébano en 1915, y aunque el mayor Alejandro Grimaldo lo quería ultimar ahí mismo, Marín se opuso.
En sus memorias, Mariano B. Marín diría que Silva Sánchez se defendió bravamente, haciendo especial distinción a un anónimo voluntario ya entrado en años, calvo por más señas, quien rodilla en tierra frente al cuartel, no cesaba en disparar sobre nuestros contingentes, hasta que mortalmente fue herido. Sobre su captura, recordaría que Pedro Chávez lo llevó a su presencia, pues el mayor Grimaldo con pistola en mano, no tenía muy buenas intenciones.
Como Silva Sánchez lo conocía, pues como ya dije, sirvió bajo sus órdenes, le dijo: “Marín, que no me maten”.
Recibiendo la seguridad que él no lo haría, ni permitiría tal cosa, recobrando Silva Sánchez una poquita tranquilidad mientras llegaba el general Modesto, a quien había mandado llamar con el propio Chávez. Después de los saludos de rigor, ya que los dos eran conocidos, se llevó el general García a Silva Sánchez como prisionero, entregándolo a la custodia del capitán Manilla, hasta ser puesto a disposición del general López de Lara.
FUE FUSILADO EN EL MECO, NO EN GARZA VALDEZ
José Silva Sánchez fue fusilado poco después, en el rancho El Meco, por Lorenzo López y órdenes del general López de Lara. Como podrán ver, el corrido que hizo famoso el dueto Carlos y José, carece de veracidad histórica, porque no ocurrió en 1926 sino en 1924 y porque no fue fusilado en Garza Valdez, sino en El Meco.
POR MARVIN HUERTA MÁRQUEZ