La máquina corporal es el asombro, la extensión de nuestras fantasías a lo concreto. Todos los artefactos giran en torno a la simetría y profundidad del cuerpo.
El cuerpo como “imagen y semejanza” en realidad es la extensión corporal que históricamente nos mueve. Ya el gran Leonado da Vinci advierte en sus cuadernos de apuntes esta glorificación de la mecánica corporal en sus inventos que trasciende su tiempo, o el maravilloso Andreas Vesalius, creador de instrumentos médicos y el extraordinario pintor flamenco, Peter Bruegel que satiriza a los médicos en su tiempo en su obra “La extracción de la piedra de la locura” .
El arte es una agitación de los sentidos, los antiguos médicos son los agitadores de los sentidos que curan, que rodean a nuestro cuerpo. También el cuerpo será el marco de la casa, el barrio y la ciudad.
Pero sobre todo de las cosas que nos acompañan a diario, desde una cuchara y un tenedor hasta una pala o un sencillo clip. Es la mano, el puño, la base de esa extensión mecánica que ha realizado toda la herramienta que nos envuelve en la esfera de la necesidad.
Mi experiencia de enseñar arte se ha valido de instrumentos tan sencillos como “La Paradoja”, como juguete griego que nos crea la ilusión de movimiento, dos conos estriados encontrados que nos hacen creer que suben y bajan en un plano.
La mecánica del arte es la ilusión de ir y venir, con nuestros ojos y el tacto sobre una duplicación de los planos. Una de mis primeras lecturas de acerca del objeto es la mecánica humana en la obra de Lewis Munford, el sociólogo, filosofo, que nos lleva a la interpretación de esta mecánica si casual, si necesaria que convierte a nuestras cosas en utilidad.
El viejo y joven texto de El Mito de la Maquina, de Munford está en el foro del pensamiento actual. Sorprenden sus trabajos sobre la ciudad y sus formas, pero más me atrajo su formas de comunicar, de las señales de los primeros tiempos del ser humano desde la Caverna a nuestros días, las nuevas Cavernas en la iluminación de los inventos y las cosas, en la robótica y las necesidades humanas en busca del confort, pero también la calamidad que nos aborda al sentir, interpretar y usar los nuevos modelos que la cibernética nos brinda. Hace bastantes años en una exposición de la “Food Corporation” en la Ciudad de Nueva York, palpe lo que el Hombre ha realizado como extensión de su cuerpo para satisfacción y facilitación en su vida diaria. Los instrumentos de mesa y paladar.
“El arte”, ciencia de las maquinas, porque el artista extiende su conciencia para hacernos música, palabra, color y forma. La extensión corporal en su amplitud sideral en el espacio de su poética nos abre los ojos a las puertas del conocimiento y a sus tentaciones.
En los objetos y en las maquinas hay una marca indeleble del sueño del ser humano. Su extensión visual, auditiva, olfativa, las emociones conjuntas del tacto son raíces en la invención y el goce estético. Un lápiz, la tinta, el martillo, la pala, los instrumentos médicos, la silla, el sofá, el automóvil, las maquinas espaciales, el teléfono celular, no son otra cosa que el fin y el comienzo de nuestra historia.
Desde las primeras huellas en las Cuevas de Altamira, España, donde los niños sellan sus manos en la arcilla de los muros hasta las manitas de los niños que en el teclado ”aipads” y celulares multiplican su espíritu de aventuras.
El cuerpo es la poética del ser. Caja de música y pensamiento. Su contenido se desborda hacia todas las direcciones de lo cotidiano. La necesidad inventa mundos y los mundos necesitan del arte.
El arte como principio de civilidad y regocijo, cantamos, reímos, danzamos, soñamos porque nuestra memoria esa en la pauta de lo invisible que nos ofrecen los dioses que nunca se cansan y nunca mueren. Hace ya buen tiempo, nuestro querido e inolvidable Toño Tirado, pintor y pianista, me regalo algunos libros de su abuelo el Maestro José del Carmen Tirado, o tal vez de su hermano médico, lo cierto que este libro fechado en 1908 en Paris, tome estas imágenes sobre los artificios extensivos para discapacitados, fabricados en Francia por Bruland, casa ubicada en Paris, 14 Rue Monsieur-Prince 4. Instrumentos de la extensión corporal, ergonomía básica de la necesidad de curar.
Creo que el arte entendido como una práctica de las cosas que hacen hombres y mujeres es el universo que baña de color y formas, en la intimidad de nuestros sueños de confort. El arte, práctica y necesidad de vivir mejor este golpeado mundo de hoy.
Si bien lo dice el Doctor Carlos Viesca Treviño, Jefe del Departamento de Historia y filosofía de la Medicina en la UNAM, ; “En cuanto a las heridas, se puede presumir que los hombres cazadores recolectores se lamian para limpiarlas, así que el lamido puede ser considerado como la primera herramienta medica”, Revista Medico Moderno ,45 Años.
México. Cuando me refiero al Arte, pienso en la formación de cultura y apreciación de los antiguos médicos, que combinaban el sentido humano con el servir. Un poco olvidado en algunos médicos consumidos en el mercantilismo.
Este artículo lo dedico a médicos artistas de la medicina en cuya generosidad e inteligencia hemos vivido y compartido.
Por Alejandro Rosales Lugo