Ayer esta casa editorial celebró un aniversario más de su fundación, lo que siempre es una buena excusa para reflexionar sobre el camino que hemos recorrido para llegar hasta aquí.
Pero más que sobre el pasado, en esta ocasión preferimos abundar sobre el inicio de un nuevo ciclo. Nunca hemos rehuido a nuestra tarea y no lo vamos a hacer ahora: hoy toca ver hacia el futuro en un entorno complejo para el país, para el estado y para nuestros municipios.
En los próximos meses llegaremos al punto más álgido de una polarización política que ya vivimos -padecimos, podría decirse- desde hace meses durante el proceso electoral por la gubernatura.
Tenemos claro cuál debe ser nuestra posición en este momento histórico de Tamaulipas y del país, es la que hemos sostenido desde que circuló nuestra primera edición.
Somos testigos privilegiados del acontecer diario en nuestras comunidades, pero no sólo eso.
La obligación de informar lo que ocurre es prioridad, pero de inmediato viene la de escudriñar en el fondo y tratar de descubrir lo que hay detrás de cada hecho periodístico.
No siempre es fácil, pero para eso nos reafirmamos como un equipo integrado por mujeres y hombres profesionales, entregados, comprometidos con nuestra tarea esencial que es hacer periodismo.
El país se juega su destino en los próximos meses, y los medios de comunicación seguiremos en la vorágine de una crisis que exige redefiniciones y replanteamientos que van desde la manera de informar hasta el modelo de negocios.
No sabemos, porque nadie lo sabe, qué va a pasar en el corto y mediano plazo con los medios informativos, pero en EXPRESO asumimos el reto con el mismo entusiasmo con el que este periódico se fundó hace 28 años.
Durante estas casi tres décadas hemos aprendido a navegar entre tempestades.
El periodismo fue una más de las víctimas de una larga noche de violencia que envolvió a la entidad.
No renunciar a informar lo que ocurre nos trajo consecuencias: un grave atentado con coche bomba, ataques directos contra nuestros compañeros y todo tipo de amenazas.
Pero ninguno tan grave como el cobarde asesinato de nuestro amigo Antonio de la Cruz, ocurrido el 29 de junio pasado.
No quitaremos el dedo del renglón, ni cejaremos en nuestra exigencia para que se haga justicia por nuestro amigo.
En este punto es obligado agradecer a los lectores que con su preferencia, día tras día convirtieron aquél diario en lo que ahora es: el grupo editorial más sólido del estado, tanto en sus plataformas impresas como digitales.