Marinero y médico de profesión, un día LEMUEL GULLIVER se despierta tendido en la arena y descubre que no se puede mover.
Centenares de diminutos hombrecillos lo tenían atado al suelo con cuerdas y estacas, sujetando cada parte de su cuerpo, de los tobillos a la cabeza.
En la novela del irlandés JONATHAN SWIFT (Gulliver’s Travels, 1726) pasaron muchas cosas. Viajes y encuentros con culturas lejanas, enemigos emboscados y extrañas criaturas.
Aunque al personaje lo vamos a recordar siempre por un episodio en particular. El que narra su bronca con los chicos de LILIPUT. Este pasaje concreto lo consagra como un ícono poderoso de la literatura universal.
Ejemplo del héroe legendario temporalmente atrapado por una minuciosa red de trabas que le restan facultades y parecen paralizarlo.
Pero su voluntad estaba ahí y solamente tenía que hacer acopio de fuerza personal para levantarse, botar las amarras y caminar. Los enanos corrieron despavoridos.
VALGA EL SÍMIL
Lo cual nos lleva a recordar las condiciones de dificultad que hoy agravian al gobernador tamaulipeco AMÉRICO VILLARREAL ANAYA. También doctor, por cierto.
Una vista rápida parecería decirnos que la multiplicidad de obstáculos tendería a paralizar su gestión, conspirar contra la gobernanza eficaz y boicotear sus esfuerzos en todos los órdenes de la vida pública.
Impedimentos en cadena. El mandatario morenista no puede limpiar la podredumbre administrativa que heredó en octubre pasado porque las dos fiscalías están en manos del enemigo. Y también el Supremo Tribunal, donde sigue enquistada la más rancia parentela albiazul.
Tampoco puede remover a fiscales y magistrados en razón de condicionantes que exigen el voto de 24 legisladores. Y sólo de manera teórica los tienen, porque la zigzagueante diputada matamorense LETICIA SÁNCHEZ GUILLERMO sigue sin encontrar su lugar en el mundo.
Orgullosa egresada del ITEA (Instituto Tamaulipeco de Educación para los Adultos), la dama es recordada por sus feroces zacapelas con el alcalde de allá mismo, MARIO ALBERTO LÓPEZ, “La Borrega”.
Pero, sobre todo, ese comportamiento errático que la lleva a convertirse en legisladora electa por MORENA, para luego brincar a las filas del PAN en abierto apoyo a la candidatura del TRUKO VERÁSTEGUI y después regresar al grupo guinda, entre llorosa y arrepentida.
Lo cuál no parece haber curado esa conducta convenenciera y voluble que por momentos sigue beneficiando al partido albiazul, aunque oficialmente haya regresado a su bancada original.
Y lo hace ausentándose de manera por demás sospechosa de las asambleas legislativas donde se deciden resoluciones importantes, acaso cruciales.
Al marcharse, la dama vota con los pies y, al parecer, no conoce otra manera. El mensaje es que de plano no cuenten con ella cuando se ventilen acuerdos que afecten a sus amigos del PAN, en concreto, al antiguo régimen.
La ingratitud no es gripe que se cure pronto. Constituye un torcimiento de la voluntad que en ocasiones se torna crónico, como es el caso. Traidora serial.
MANOS A LA OBRA
El problema es que sin la mayoría suficiente del congreso se retardan los ajustes necesarios en fiscalías y Supremo Tribunal. Lo cual boicotea la necesaria y urgente limpia dentro de instituciones clave para procesar y castigar las corruptelas del régimen anterior.
Vaya conjunto de amarres y condicionantes. Incómodo atorón que impide al nuevo grupo gobernante acabar de aterrizar en el mando y asumir con plenitud responsabilidades y deberes.
Efectivamente, existe una madeja de trampas, artimañas, tretas, chanchullos, candados, limitantes (en una palabra, trucos) que CABEZA dejó sembrados a lo largo y ancho de la administración, en los tres poderes.
Especialmente en sus tiempos finales, cuando sintió que perdería el control del Estado tras la fallida candidatura del ingeniero CÉSAR VERÁSTEGUI OSTOS. Su derrota en 2022.
De aquí la paradoja. Los tentáculos del pasado inmediato parecen ahogar a un nuevo régimen que llegó completamente legitimado por el voto ciudadano.
Ello, aunque observadores más cercanos comentan que todo es cuestión de aflojar el primer amarre, el del poder legislativo, para que los demás vayan cediendo por añadidura, en cadena, uno tras otro y sin reversa..
Pero el tiempo corre, tienen que empezar ya y esto exige sacudir a la dormilona ÚRSULA SALAZAR MUJICA, la sobrina incómoda cuyo liderazgo legislativo es menos que simbólico, solo de nombre. Una larga siesta.
Para casos así solamente hay dos salidas, o se pone las pilas o que se regrese a su pueblo. Los retos y urgencias de la presente etapa tamaulipeca exigen cualidades que ella desconoce. Determinación, agallas y pasión por los resultados.
Y bueno, perdonando el atrevimiento, acaso quepa aquí la frase popular. Te lo digo ÚRSULA para que lo entiendas YURIRIA. Son tiempos de definiciones y bastante jale.
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA