El secuestro de cuatro estadounidenses y el asesinato de dos de ellos en Matamoros deja varios puntos para la reflexión.
Primero lo evidente: es un asunto de mucha gravedad y cualquiera que intente menospreciarlo estaría cometiendo un grave error.
Sobre todo, por las evidentes repercusiones políticas que genera para la compleja relación entre Estados Unidos y México.
Precisamente de esa lectura se desprenden muchas aristas que vale la pena tener en cuenta para comprender lo que podría traer consigo lo ocurrido el viernes en la frontera.
1) La versión -falsa hasta donde se sabe- de que habría un agente federal entre las víctimas del plagio se derivó de la apreciación de que Estados Unidos puso mucha mayor atención a este caso, lamentable por donde se le vea, que a otros similares que han ocurrido en territorio nacional.
Las cifras del Registro Nacional de Desaparecidos confirman esta opinión que circuló con insistencia en las redes sociales.
En los últimos 15 años, se han reportado en Tamaulipas 175 personas de nacionalidad estadounidense desaparecidas y que no han sido localizadas hasta la fecha.
La gran mayoría, de hecho, desaparecieron durante la administración anterior, 107 entre el 2016 y el 2022.
Una hipótesis personal es que en pocas ocasiones se generó el mismo impacto que el observado en los últimos días, porque las víctimas de estos presuntos secuestros suelen ser mexicoamericanos que, por lo que se ve, despiertan menor interés de los medios de comunicación norteamericanos, pero esa es solo una apreciación que tendría que revisarse con más detalle.
2) Por otro lado, es bastante lógico que este secuestro y asesinato haya tenido tanta exposición porque ocurre justo cuando en los Estados Unidos se presentó una propuesta -absurda, por decir lo menos- de modificar las leyes para permitir que sus fuerzas de seguridad puedan intervenir en territorio mexicano para combatir a los carteles de la droga, a los que les darían el tratamiento de grupos terroristas.
Lo que podía pasar por la simple payasada de un legislador republicano se convirtió en un tema de debate serio, reforzado por lo dramático de la situación.
3) Al interior del estado, obvio, estos hechos serán usados por la oposición que tras las últimas derrotas han recurrido al uso de la propaganda para tratar de mitigar los graves daños políticos que han sufrido en los recientes procesos electorales.
4) Para Matamoros podrían venir tiempos difíciles. La presión de las agencias de seguridad de Estados Unidos se va a concentrar en la región noreste de la entidad y lo ideal sería que eso contribuyera a mermar el poder del crimen organizado ahí y en toda la entidad, pero en Tamaulipas la experiencia nos dicta que eso también implica la desestabilización de las frágiles condiciones de paz que pueden presumir algunas ciudades.
Mini bancada
Desapercibido por el aluvión informativo que generó el caso Matamoros, ayer en el Congreso se registró un movimiento que mete en serios problemas a la bancada panista, y a quienes insisten en sostener el blindaje a favor de los intereses de la anterior administración.
La renuncia de Danya Aguilar a su grupo parlamentario lo deja solo con 12 integrantes.
Es decir, todos los demás (Morena, MC, PRI y sin partido) suman la cifra mágica de 24 diputados, que le permitirían a los representantes de la 4T romper los candados que dejó el grupo cabecista.
Por Miguel Domínguez