El próximo 27 de junio a las once horas el juez Brian Cogan dictará sentencia a Genaro García Luna la cual podría oscilar entre 20 años de prisión y cadena perpetua. En este sentido el futuro del ex secretario de seguridad no es muy promisorio, aunque convirtiéndose en testigo protegido lograría disminuir el encierro siempre y cuando esté dispuesto a colaborar como a los gringos les conviene. Es decir, denunciando a detalle el escenario de corrupción en que se movió como funcionario bajo las órdenes tanto de Vicente Fox como de Felipe Calderón. En realidad, lo que interesa a los EU es adueñarse de los bienes de GGL sin dar lugar al reclamo de nuestro país cuyo gobierno precisa que dicha riqueza proviene en gran media del erario mexica.
Mientras tanto César de Castro, abogado del inculpado, asegura que su cliente ni siquiera considera la posibilidad de adherirse al programa señalado, por lo tanto, lo que se diga al respecto son conjeturas, es decir, rumores y meras especulaciones. Ya veremos si conociendo el dictamen del encargado del proceso, sigue pensando igual. Por ahora los ex presidentes panistas pueden dormir tranquilos. Hasta ha de creer.
Por su parte, AMLO insiste y hasta invita a García Luna para que diga lo que sabe (que ha de ser mucho), sobre su papel oficial entre 2 mil y 2012. Especialmente en lo relativo a las órdenes que recibía de Calderón. A “éste último, dice el Presidente, preguntaría: Por qué lo nombró o si jamás notó algo raro, y porqué lo aguantó todo el sexenio”.
Independiente a la situación judicial, el ex funcionario haría un gran servicio si decidiera hablar con claridad del asunto. Habría, creo yo, suficientes elementos, entonces sí, para enjuiciar a FCH en México significando el más duro golpe a la inmoralidad política y administrativa generada desde la obscura y sucia alcantarilla del partido opositor que hoy se erige con gran pompa e hipocresía, como “defensor” de la democracia, la justicia y la honorabilidad cuando solo es una cofradía de saqueadores y traidores a la patria. Y ni modo que sea invento.
Sea como fuere, no hay duda que actualmente se libra la más dura batalla entre la 4T y la derecha conservadora. Son tiempos cruciales con trincheras bien definidas entre quienes apuestan todo por el retorno de los privilegios del neoliberalismo y la mayoría mexica dispuesta a seguir conquistando espacios de bienestar. Las campañas contra quienes en Morena aspiran a suceder a AMLO se vuelven más encarnizadas. En este aspecto el blanco favorito es Claudia Sheinbaum. Este domingo, por ejemplo, el periódico vocero del neo porfirismo publicó presunta consulta que la ubica en calidad de rechazada por un sector de dudosa credibilidad, pero los ataques son constantes bajo cualquier pretexto, aunque el día internacional de la mujer les falló toda vez que la violencia urbana patrocinada para la ocasión fue controlada sin mayores consecuencias ni bajas que lamentar. En esta clase de eventos los reaccionarios apuestan a que haya muertos civiles para gritar “la desgracia de padecer una dictadura represiva y criminal dirigida por AMLO en obediencia al eje comunista internacional”…pelaos estos.
“YA ENTRAOS EN GASTOS”
En opinión del columnista para la candidatura presidencial de Morena habrá dos finalistas. Un hombre muy hombre quien procreó cinco hijos producto de tres matrimonios: Marcelo Ebrard Casaubon (63 años); y una hembra muy hembra, Claudia Sheinbaum Pardo, (60 años), divorciada ella de Carlos Imaz en 2016, que va por sus segundas nupcias ahora con Jesús María Tarriba, el novio cuando estudiaban en el instituto de ingeniería de la UNAM con el cual se reencontró 32 años después. Una linda historia de amor inmersa en las arenas movedizas de la política.
Ya sabéis que la convocatoria (para la candidatura no para la boda), se emitirá cuando hayan transcurrido las elecciones de Coahuila y el Edomex, es decir, allá por julio sin que exista fecha exacta pero sí la intención, según lo señalado por el inútil dirigente del partido oficial.
Claudia y Marcelo cuentan con los méritos que los ubican en la posibilidad de convertirse en sucesores de AMLO y aunque con perfiles distintos cada cual marcaría el futuro de la 4T.
El secretario de Relaciones Exteriores es cauto, de finos modales, discreto y hasta tolerante. Una especie en transición entre el viejo político y el moderno que asume su responsabilidad ante los retos de una sociedad demandante. Por su parte Claudia mantiene ideología y convicciones que desde siempre la califican de activista por causas que considera justas. Su personalidad no cambia siendo garantía para que la 4T transcurra con la misma intensidad y decisión impuestas por AMLO.
Habrá debate. Ahí podría marcarse la diferencia.
SUCEDE QUE
Panistas y republicanos, hermanos de leche.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA