A una adolescente se le ha privado de su derecho humano a la educación y a su identidad sexual por no querer usar falda.
Esta barbaridad ocurre en la comunidad oaxaqueña de San José Manialtepec, municipio de Villa Tutetepec. Concretamente en la telesecundaria José Vasconcelos.
La menor, incluso, cuenta con la protección de la justicia federal. ¿Sabe usted que esta hostilidad es la causante de una epidemia de depresión en mujeres jóvenes a nivel mundial y que las orilla al suicidio? No se trata sólo de una consecuencia de la pandemia, sino también de una evidente falta de política pública que atienda a los jóvenes.
La sociedad, por su parte, no ayuda, sino que hostiliza, excluye y estigmatiza en razón de sus preferencias sexuales. Lamentablemente, México ha limitado las herramientas para poder medir y atender esta tendencia que a todas y todos debe llamarnos a la acción. Un adolescente no tiene ideas suicidas por “la etapa natural que atraviesa”, sino porque el mundo no tiene un espacio para él, ella o elle.
En la más reciente encuesta nacional de los hogares del Inegi (2021) se detectó que el 32.5% de las personas, a partir de los 12 años, manifestó haberse sentido deprimida; entre ellas, el 66.9% lo experimentó algunas veces al año, pero el 9.9% lo sintió diario.
Las mujeres jóvenes superan en mucho los episodios de depresión y esta tendencia viene creciendo desde 2017. Tlaxcala y Veracruz alcanzan el 49.9% y 49%, respectivamente; San Luis Potosí, 42.3%; Sonora, 42.4%; Puebla, 41.2%, y CDMX, 40 por ciento.
La media nacional es de 35.4% para mujeres y 25.3% para hombres. La medición es sólo binaria. Los suicidios han crecido exponencialmente. Pasaron de 2 mil 603 en 1994 a 8 mil 432 en 2021. Si medimos esta administración, tenemos que 2018 registró 6,808 casos y 2021 los ya mencionados.
Es un tema de salud pública. Lancemos la alerta. El CDC de Estados Unidos encontró que casi 3 de cada 5 adolescentes estadunidenses (57%) se sintieron constantemente tristes o desesperanzados en 2021, el doble que los chicos y el nivel más alto registrado en la última década.
Si bien todos los adolescentes informaron de crecientes problemas de salud mental, experiencias de violencia y pensamientos y comportamientos suicidas, las adolescentes obtuvieron peores resultados que los hombres en casi todas las mediciones.
El nuevo informe de este organismo también confirmó la angustia continua y extrema entre los adolescentes que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales (LGBTQ+), clasificación que se usa para jóvenes de acuerdo con el CDC. El terreno de estas experiencias es justamente las escuelas.
“La escuela secundaria debería ser un momento para abrir camino, no para el trauma. Estos datos muestran que nuestros niños necesitan mucho más apoyo para sobrellevar la situación, tener esperanza y prosperar”, dijo Debra Houry, directora médica y directora adjunta de Programas y Ciencias de los CDC.
Imagine usted ahora la pobreza de la política pública en México. Casi 1 de cada 5 (22%) intentó suicidarse. Uno de cada 5 (18%) experimentó violencia sexual en el último año, un aumento del 15% en 2017, cuando el CDC comenzó a monitorear esta medida. Derek Thompson, en The Atlantic, enlista cuatro desencadenantes.
Uso de redes sociales, disminución de convivencia social y el mundo es más estresante por la violencia, por el cambio climático, por las nulas oportunidades financieras hacia su futuro.
El caso de la adolescente en Oaxaca es tan grave y puede que no nos demos cuenta del drama que nuestros adolescentes estén viviendo. Que el suicidio se vea como una opción nos responsabiliza a todos. En cada joven que se suicida muere una parte de nosotros mismos.
Como humanidad, personas, espíritus, como sea, dejamos mucho que desear.