CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia dio a conocer el descubrimiento osamenta que, al parecer, corresponde a un individuo “janambre”, la cual permitirá conocer algunas de las características físicas y parte de la cultura material de esta antigua población nómada.
Mediante sus redes sociales el INAH informó que en el Cañón del Huizachal, a 30 kilómetros de Victoria, un equipo de especialistas descubrió los restos de un individuo del grupo étnico referido en fuentes históricas como bravo oponente a la colonización del noreste novohispano, entre los siglos XVII y XVIII.
“Estamos muy emocionados” señalaron los expertos del Centro INAH Tamaulipas, Jesús Ernesto Velasco González, Carlos Vanueth Pérez Silva, Esteban Ávalos Beltrán y Hugo Fernández Ramírez, quienes llevaron a cabo el rescate arqueológico sobre dicha pared natural, de 800 metros de extensión, en las proximidades del arroyo Juan Capitán.
Cabe destacar que por primera vez “se tiene el hallazgo de un ‘sujeto’, que permitiría conocer algunas de las características físicas, así como parte de la cultura material de los janambres, de los que arqueológicamente se sabe muy poco.
Un reporte ciudadano alertó a la representación estatal del INAH sobre la presencia de un esqueleto antiguo en ese sitio. Esta corresponde a un individuo adulto masculino, de entre 35 y 40 años de edad.
“La relación anatómica del esqueleto, en forma flexionada y lateral derecha, con los pies orientados hacia el norte, indican que el cuerpo fue amortajado con un fardo fabricado de fibras vegetales y varas flexibles de madera”.
Como parte del entierro se localizaron tres puntas de flecha tipo Cameron, industria lítica que se ha ubicado en sitios históricos del sur de Texas, en Estados Unidos, y de la Sierra de Tamaulipas, en el noreste de México, además de numerosos desechos de talla que refieren al trabajo desarrollado por estos grupos para aprovechar los recursos disponibles a pie de monte en la Sierra Madre Oriental.
“Las características de la osamenta apuntan a un individuo corpulento, que rebasaba los 1.65 metros de estatura, las fuertes marcas en los huesos indican que tuvo una intensa actividad física; también, se observa excesivo desgaste dental”.
El enterramiento en sí y los objetos con que fue encontrado hacen pensar a los investigadores que debió ocupar un lugar significativo en la sociedad a la que perteneció, probablemente nómadas de este hábitat.
Para el arqueólogo e historiador Carlos Vanueth Pérez, el hallazgo de este enterramiento permite contrastar el dato arqueológico con las investigaciones etnohistóricas hechas en el siglo XX por estudiosos como Gabriel Saldívar, Guy Stresser-Péan y Octavio Herrera, quienes resaltan la trascendencia de los janambres en la disputa por el territorio renombrado como Nuevo Santander.
Esta documentación, sumado a los resultados que deriven de análisis especializados a los restos óseos, como estudios de bioarqueometría, y el material lítico asociado, en contraste con los relatos etnohistóricos, permitirán inferir mayores datos sobre el sitio y los grupos que lo ocuparon, por ejemplo, la temporalidad exacta, manufactura de artefactos, así como dieta y la movilidad de las poblaciones originales para la colonia temprana del noreste novohispano.
Raúl López García