El mensaje de Movimiento Ciudadano es clarísimo: no integrarán una alianza opositora contra Morena en el 2024.
Ayer, los principales referentes de ese partido lanzaron una abierta campaña contra el PRI que dirige Alito Moreno.
“Con el PRI ni a la esquina”, advierten a dos semanas de que se lleven a cabo las elecciones del Estado de México y de Coahuila en las que no participan, y a poco más de un año de la elección presidencial.
Lo hacen, a pesar de que un día sí y otro también, los activistas de Va por México les ruegan para que se sumen a una alianza amplia que les permita competirle a Morena en el 2024.
Ambos -prianistas y emecistas- tienen algo de razón y suficientes motivos para mantenerse en su posición.
PRI y PAN tienen sobre la mesa las cifras que recorren todos los búnkers políticos del país: no hay una sola combinación ni careo, en el que un candidato de su alianza tenga posibilidad de ganarle en las urnas a cualquiera de las “corcholatas” que designe Morena.
Sumar a MC sería su última carta, la única que les daría la esperanza de convocar a todos los mexicanos que no están de acuerdo en las políticas públicas de la 4T, suponiendo que esa sea la mayoría de los votantes, lo cual tampoco está claro.
En cambio, los referentes del partido naranja entienden que la política electoral no es una ciencia exacta, y que no hay sumas automáticas.
Aún peor, como dice el clásico: hay sumas que restan.
En Tamaulipas hay varios ejemplos de ello, por ejemplo la última elección federal, en la que Movimiento Ciudadano fue en alianza con el PAN y con el PRD.
Quedará en el registro -como una mancha para ese partido- que abanderaron a Ismael García Cabeza de Vaca, y que ni con todo el peso del aparato estatal pudieron ganar la senaduría.
Los votos que se le acreditaron a MC como parte de la coalición apenas le alcanzaron para obtener un 2.24%, que lo mandó al quinto lugar estatal.
En la elección presidencial, también fueron vapuleados en Tamaulipas, obteniendo apenas 18,565 votos, equivalentes al 1.13% de la votación.
La lección en aquél momento fue muy clara, similar a la del 2021 que experimentaron priístas y panistas.
En la elección local de ese año, el PRI alcanzó 132,947 votos, una cantidad nada desdeñable que le permitía consolidarse como una clara tercera fuerza política en el estado.
Un año después, ya en alianza con el PAN, sacó menos de la mitad de esos votos, apenas 57,138 en el cómputo final.
Más tarde, en la elección extraordinaria, en la que se reeditó la alianza, el PRI cayó aún más bajo, para sacar solo 23,744 votos.
En conclusión, las coaliciones opositoras no han dado los resultados esperados.
Lejos de sumar sus fortalezas, los partidos participantes potencian sus negativos, y parece que en Movimiento Ciudadano ya lo entendieron.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES